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Cogito Ergo Sum

Quizás ya no sea tan sostenible el discurso de Morena y la honestidad a prueba de fuego después de tres videos al hilo…

DOBLE FILO

Cogito Ergo Sum


Por: Héctor Castañeda






Después de los tres videos de Eva Cadena recibiendo dinero supuestamente para Morena, ¿podrá cambiar en algo el discurso de AMLO?


Hace ya más de una semana, cuando ocurrió el primer “videoescándalo” concerniente a la ahora ex diputada Eva Cadena, una persona muy allegada a mí me comentó al respecto “ya se le cayó el teatrito a López Obrador”.

A esta afirmación, escéptico como siempre respondí: “no, no se le ha caído, y dudo que lo haga. No se le cayó con Bejarano, Batres, Ricardo Monreal con sus hieleras de dinero, sus hijos usando tenis carísimos, el desafuero, la opacidad de su famoso segundo piso del Periférico, la 3 de 3 de 50 mil pesos. Vaya ni siquiera se le ha caído el teatro con las pruebas y testimonios de que Delfina Gómez descontaba el 10% de su sueldo a los trabajadores del ayuntamiento cuando ella era edil de Texcoco, ¿tú crees que AMLO va a perder seguidores?”

Y por desgracia, no me equivoqué, al menos al principio. El mismo López Obrador apareció en un video donde repitió la fórmula harto conocida: que es una estrategia de la mafia del poder, que es guerra sucia, que están “muy nerviosos”, que todo era falso. Como es de esperarse, sus seguidores lo creyeron.
Llegó el segundo video un par de días después, y poco cambió. A pesar de que había una cantidad algo mayor de gente que se indignaba por dos escándalos en menos de una semana de una persona allegada a un partido que grita a los cuatro vientos “no ser como los demás”, hubo gente que reclamó el que la atención no se centrara en Karime Lozano, esposa de Javier Duarte. Como si no pudiésemos indignarnos por más de una cosa a la vez.

Ya cuando llegó el tercer video, la gente se hartó. En este último video, no sólo recibía un millón de pesos en efectivo, sino que se comprometía a legislar “a modo” para beneficiar al sector empresarial de Las Choapas, Veracruz, donde, por cierto, era candidata a alcaldesa.

Los efectos aún se dejan ver: Faltó a un requerimiento de la PGR para aclarar la procedencia de ese dinero, su mismo partido está en proceso de desaforarla (irónicamente), y unos días después, en una encuesta por el Centro de Planeación Estratégica (CEPLAN) el pasado 29 de abril, Morena con el 19.4% de preferencia, cayó unos cuantos puntos en las encuestas, dándole oportunidad al abanderado del PRD quedar en tercer lugar 18.1% de la intención de voto.
No es de sorprender, sino de indignar, que la primera reacción de López Obrador ante la evidencia de corrupción en su partido, sea la de desvirtuar a los denunciantes, acusarlos de mentirosos.

Bien pudo hacer una promesa automática de investigar la situación, un castigo, vaya, incluso decir que es un hecho aislado hubiera sido lo correcto ante este escenario. El partido tuvo que esperar a que saliera el segundo video para tomar cartas en el asunto.

La mayoría de la gente que apoya a Morena, lo apoya por dos grandes motivos: AMLO y por el hecho de que es un partido “nuevo”, a pesar de que sus actores principales hayan estado en la política el suficiente tiempo como para manejar la opinión pública a su antojo como el resto de los partidos; eso sí, radicalizando el discurso como medio de empatizar con una sociedad que cada vez está más harta y furiosa con sus gobernantes.

No obstante, lo que omiten los simpatizantes del de Macuspana –a propósito o sin quererlo–, es que no por ser un partido de reciente creación significa que es inherentemente honesto y que no es para nada corrupto. Puede que no sea el partido más corrupto del país, pero si va a seguir navegando con esa bandera polarizadora de “ellos son los malos”, deberían demostrarlo. Mucha gente, en su inocencia o ignorancia, les tiene una fe ciega, y el traicionar el principio de “no traicionar al pueblo” que tanto pregonan es tan insultante de Morena como lo es de cualquier otro partido en el país.

Queda claro al final, y con los escándalos que aún quedan por venir, que la única esperanza viene de México por sí mismo, y no de sus partidos.

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