Septiembre ha marcado una nueva etapa en la vida política del país, la configuración de alianzas y nuevas rutas electorales han sido el marco de actuación de los partidos y actores de cara a las elecciones del 2018.

Todo comenzó a principios del mes con la elección de la presidencia de mesa directiva del Senado de la República, en la cual se vio favorecido Ernesto Cordero (PAN) con apoyo de la bancada del PRI, lo cual fue duramente criticado por Ricardo Anaya y sus correligionarios, ya que según los acuerdos pactados al interior del PAN correspondería a dos senadoras identificadas con el grupo de Anaya. En respuesta a dicha acción, la fracción panista en la Cámara de Diputados impidió la llegada tersa de Jorge Carlos Ramírez Marín (PRI) a la presidencia de la mesa directiva de la Cámara Baja, argumentando que no cederían dicha posición hasta no resolver el impedimento del pase automático del actual Procurador General de la República, Raúl Cervantes como Fiscal General.

Después de varios días y acaloradas negociaciones se logró el objetivo, el nuevo Fiscal General de la República no consideraría a Raúl Cervantes como propuesta a dicha posición, ya que los grupos parlamentarios del PAN, PRD, MC y MORENA se opusieron rotundamente a darle oportunidad de darle dicho encargo a un hombre cercano al presidente de la República, con filiación priísta y además envuelto en un escándalo de no pagar tenencia por un Ferrari domiciliado en una casa de interés social en el estado de Morelos.

Inmediatamente de haber ganado la primera batalla en conjunto, se anunció la conformación del denominado “Frente Ciudadano por México”, donde los partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano dieron el primer paso a la formación de un bloque opositor legislativo, político y electoral frente al PRI- Gobierno y sus aliados. Por lo que los primeros temas a tratar serían la Glosa del Quinto Informe de Gobierno y el Paquete Económico para 2018, una aduana difícil para el ejecutivo a un año de concluir su administración.

Todo parecía ir viento en popa para el frente, sin embargo, los sismos de los días 7 y 19 de septiembre se convirtieron en prioridad nacional, los daños causados, la pérdida de vidas humanas y la atención a las víctimas, fueron el centro de atención en todo sentido.

Ya durante la emergencia, surge nuevamente el descontento social, los cuestionamientos y la desconfianza por la poca participación de los partidos políticos en la atención a la crisis por la que atravesaba el país, lo cual les genera presión y les reclama la utilización de recursos públicos que bien atenderían la reconstrucción de las zonas afectadas. De ahí, surgen las primeras propuestas por eliminar el financiamiento a los partidos, así como disminuir los gastos excesivos de las campañas electorales, convirtiéndose en un tema de discusión bastante amplio y aún sin resolver.

Las disputas al interior del PAN no cesaron y tuvieron como desenlace la renuncia a su militancia de Margarita Zavala el pasado viernes, de lo cual hay varias lecturas, desde fragmentar el voto para apoyar al PRI-Gobierno, descarrilar el frente ciudadano, o bien, sacrificarse por rematar al partido que le vio nacer.

Quizá no se resuelva en lo inmediato el tema de los dineros públicos a partidos, tampoco la reconstrucción de las zonas afectadas, mucho menos las grandes disputas por las candidaturas a la presidencia de la república. Pero lo cierto de todo esto es que estamos a nueve meses de la elección 2018 y la política se mueve de manera vertiginosa, si no perdemos de vista la aprobación del paquete económico para el próximo año, tendremos una lectura clara del rumbo que tomará el futuro de México y los mexicanos.