Estimados lectores, alguien podría informarme qué sucedió con la campaña “Hecho en México” que en febrero de este año presentó el gobierno federal como estrategia para enfrentar los estragos causados por el gasolinazo y el incremento en el precio del dólar; el objetivo era elevar la calidad de lo que producimos y aumentar el consumo interno y con ello mover nuestra depauperada economía nacional.

Sin afán de mofa, me hago la pregunta: ¿por qué lo que debió ser parte de una estrategia permanente para ahora sí lograr el crecimiento económico con rumbo, se quedó en una llamarada espectacular sin intención real de ayudar por fin a las familias mexicanas más necesitadas?.

Los “made in” más cotizados a nivel global son los de Alemania, la Unión Europea y Suiza, y no es gratuito, sino que se esfuerzan para que sus productos sean catalogados como de los mejores del mundo, incluso como de lujo, que se refleja en la fortaleza económica de sus pobladores.

México ocupa el lugar 29, de 52 países evaluados en donde Alemania obtuvo 100 de 100 puntos en una encuesta realizada por Statista (www.statista.com) a más de 43 mil consumidores de todo el mundo y que tuvo como elementos a calificar la sostenibilidad, el diseño, lujo y originalidad, entre otros.

Estos resultados se explican por varios factores, pero el más lamentable es la renuencia del gobierno mexicano en llevar a cabo acciones reales e integrales que generen riqueza entre las mayorías, y no sólo entre unos cuantos empresarios que han incrementado sus fortunas al mismo tiempo que las familias han perdido su capacidad de compra y nivel de bienestar.

México desde principios de los años ochenta con la llegada de Miguel de la Madrid, dio un giro en donde el incipiente “Estado Benefactor”, cedía lugar a la modernidad económica del neoliberalismo que a la fecha sólo produjo a varios de los hombres más ricos del mundo y por el contrario, el crecimiento en el número de pobres y la desaparición de la clase media.

En momentos en los que E.E.U.U, Canadá y México negocian de nueva cuenta el TLCAN, sería importante que una estrategia alternativa –si no tienen inconveniente- sea fomentar el consumo interno y elevar la producción industrial, agrícola, así como fortalecer el sector de servicios.

Si no es mucha molestia para las autoridades, hacer más productivo al país es una posible solución de la que llaman los expertos en negocios: ganar ganar. Tampoco quiero abrumar al presidente Peña Nieto ni a sus patriarcas, tampoco a los científicos de la economía, a legisladores y a empresarios favorecidos, con la idea de recuperar el nacionalismo perdido desde la llegada del neoliberalismo. No pido ni siquiera que vuelvan a acuñar monedas y billetes con héroes nacionales, sabemos que les repugnan. No.

Lo que piden y exigen los mexicanos es rumbo económico sostenible con metas a corto, mediano y largo plazo que beneficien a las mayorías.

No está en su vocabulario el término “nacionalismo”, pero si en el de países como Alemania, Suiza, Inglaterra, Suecia, Canadá, Italia, Japón, Francia y E.E.U.U. y les ha servido para estar entre los 10 primeros lugares de calidad, el gobierno mexicano podría considerar retomarlo y al mismo tiempo aprender de estas experiencias exitosas para por fin llevar a México a ocupar un lugar destacado en el concierto internacional.

De una vez por todas, el gobierno mexicano responsable de trazar la ruta de la economía nacional debería cambiar la estrategia asistencialista por una productiva integral, que lleve dinero a los bolsillos de los trabajadores y benefactores a las poblaciones, así como educación y el desarrollo de conocimiento traducido en patentes, aunque eso le signifique perder votos en un inicio.

Llanto
Las cárceles mexiquenses y en general las del país son manejadas por los internos en un esquema que deja millonarias ganancias en pirámide, desde las altas autoridades, hasta manejadores como “el tatos”, que se hizo famoso esta semana por sus técnicas de tortura. Prometió hablar dar nombres.

Alegría
Concluyó la feria del alfeñique y fue la gente como siempre quien sacó la casta y le dio el colorido y los sabores que distinguen a la celebración del Día de Muertos. Afortunadamente se vieron menos “halloween” y más catrinas. Fue relevante el recuerdo de los sismos del 7 y 19 de septiembre pasados.

Charada
Me gustaría preguntarles qué se siente ahora que requieren que un servicio como la aplicación para la recolección de firmas para los independientes, simplemente es ineficiente. Van a contra reloj y la app nada más no funciona. Padecen lo que millones de pobladores: burocracia y trámites ineficientes.