El año que iniciamos trae retos interesantes para todos. En el ámbito político tendremos escenarios inusitados sin duda, la coalición PAN-PRD-MC a nivel nacional, pero particularmente en el Estado de México, cambia las reglas del ajedrez por completo, pues si ya sabíamos que esperar de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), como candidato en una nueva contienda presidencial, no podemos decir lo mismo en el caso del PAN y PRD, menos aún en el Edomex, donde Enrique Peña Nieto como gobernador y después Eruviel Avila Villegas, hasta el año pasado, es decir apenas, lucharon denodadamente –y lo lograron- por reventar esta alianza. El arrastre que puede tener esta fórmula nacional y su impacto en las elecciones locales del 1º de julio, quedó muy clara la noche de este lunes, cuando Ricardo Anaya, en su calidad de precandidato a la presidencia de la República, acudió a encabezar el primero de lo que supongo serán muchos mítines en la entidad, debido a su gran peso electoral.
Movida más por la curiosidad que por la orden de trabajo que traía bajo el bolsillo, acudí al hotel Radisson a realizar la cobertura y no puedo más que decir que me lleve una gran sorpresa. Fue sorprendente observar, el efecto que puede tener la cohesión de dos partidos separados ideológicamente por betas diametralmente opuestas. No es que no haya visto algo similar en mítines del PRI, por ejemplo, donde cohabitan quienes gobiernan y usufructúan el partido, casi casi de manera personal, con quienes simplemente sobreviven de él. En el caso de esta fusión, el ambiente era distinto, en ese lugar, abarrotado por completo, al tope máximo, fue curioso observar como gente de distintos niveles sociales y de procedencias diversas, regionalmente hablando, acudió con un mismo aire de esperanza que claramente podía percibirse en el ambiente.
Los vítores, en algunos momentos timidones, de perredistas hacia quien es hoy su mayor expectativa de cambio, sí, ese panista blanquito pero con un discurso fluido y hasta eso muy sencillo, resultaban curiosos frente a panistas, que en algunos momentos parecían más incómodos por lo forzado –pero indispensable- de la situación. Algunos como el diputado Gerardo Pliego y el propio Santiago Creel Miranda, con cara, en algunos momentos de “on toy”, mientras que el dirigente estatal, Victor Hugo Sondón parecía extasiado, con cara de “lo logré”... y los perredistas que decir, sencillos en general, mucha gente de origen muy modesto, muchos muchos indígenas procedentes del sur. Alguien por ahí, quizás consciente de la situación, grito un débil “¡Viva la igualdad!”, frase que el precandidato replicó de inmediato y se escucharon algunos aplausos... Y sí... ¡que viva la igualdad!
Como sea, evidentemente Ricardo Anaya, está abocado a construir un discurso que encuentre eco y vibre en dos vías –bueno tres-, con las que está comprometido... sin embargo debe tener cuidado, el ataque por el ataque contra su principal adversario, Andrés Manuel, puede resultarle contraproducente y generar el efecto contrario, digamos que un poco lo que le ocurrió a Josefina Vázquez Mota en las pasadas elecciones a gobernador de Edomex, en las cuales su postura de “cabrona” se comió las propuestas... hasta las de ella. Anaya dedico mucho tiempo a denostar al tabasqueño y ahí nos dio la nota a los reporteros, así de sencilla es la cosa.
Lo que es un hecho es que si lo logran, puede la Alianza en Edomex, tener carro completo, como dice el PRI. Dos millones de votos, como se plantea el dirigente del PRD estatal, Omar Ortega, en los comicios locales, serán suficiente para llevarse el control del Congreso y mucho más...
Este lunes, el gobierno de Alfredo del Mazo estreno eslogan y logotipo, para darle su sello personal a la gestión que encabeza, le urgía marcar distancia de la administración que lo precedió y que utilizó la “G” mayúscula, de la palabra Grande (gobierno que no sé qué en grande) para distinguirse, aunque creo que en general, el gobierno de Eruviel fue bastante malito, no lo digo yo, hay montones de estadísticas oficiales que así lo indican.
Bueno, el logotipo de este sexenio es una M, así mayúscula, de colores diversos y con el eslogan: “Decisiones firmes, resultados fuertes”... como dijo un ciego, ya veremos.
Hasta la próxima.