15 de febrero de 2018

El gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo Maza, entregó las primeras dos mil 685 tarjetas “Salario Rosa” del programa social del sexenio diseñado para combatir la pobreza, y lo hizo a solo 90 días de que arranquen las campañas electorales para renovar el Congreso Local y los 125 ayuntamientos.

Entre las miles de beneficiarias hay cientos de mujeres priístas que movieron la estructura del tricolor el año pasado en los municipios más pobres de la entidad, y otras cientos, quizás miles, a quienes solo se les pidió su acta de nacimiento y su credencial de elector, pero que además tienen un empleo fijo, según testimonios recabados por este medio.

Otras aseguraron que nadie les hizo comprobar sus ingresos, aunque en el evento el secretario de desarrollo social, Eric Sevilla, aseguró lo contrario.

Al evento de lanzamiento realizado en una de las regiones con mayores niveles de marginación de la entidad, pero donde el PRI arrasó el año pasado y le dio un apretado triunfo al tricolor, miles de mujeres fueron convocadas desde muy temprano y trasladadas en docenas de camiones financiados por la administración mexiquense.

Así, plantado en medio de una “marea rosa” que lo vitoreó al son del rítmico tema musical que se diseñó a propósito, Del Mazo aseguró que su programa cambiará las vidas de quienes hasta entonces han estado “invisibilizadas” en su trabajo doméstico.

Con ese plástico las beneficiarias recibirán pagos bimestrales de dos mil 400 pesos, la mitad del equivalente a un salario mínimo.

En su discurso y acompañado por su esposa Fernanda Castillo, vestida en riguroso rosa, Del Mazo aseguró que hace más de un año comenzó la planeación del programa como una de sus mayores aspiraciones, ya que el trabajo doméstico no tiene reconocimiento y esta es la primera ocasión que se le da un valor.

“El Salario rosa es un pago por el trabajo que hacen como amas de casa, es un pago que les va a servir para invertirlo como ustedes quieran, que estoy seguro, que como son muy responsables, lo van a invertir en sus familias, en sus hijos, en sus hogares, en ustedes mismas, para cuidarse, para apoyarse”, apuntó.

Aseguró que este programa está diseñado para cambiar vidas, pues es ese su principal objetivo.

“El salario rosa les va a cambiar la vida todos los días a ellas, a ustedes, a sus familias, felicidades porque el día de hoy, les cambiamos la vida a 3 mil familias con el Salario rosa”, aseguró el ejecutivo al destacar que el programa busca combatir la pobreza de manera multidimensional, ya que las beneficiaras tendrán otros beneficios, como acceder a la capacitación laboral, concluir sus estudios y desarrollar proyectos productivos.

Aseguró que en algunos momentos su equipo pensó que no lo lograría, por lo que ahora que es una realidad, les pidió “correr la voz” y promocionar el programa.

Las beneficiarias llegaron procedentes de los municipios que conforman la región número 19, entre los que se encuentran Amanalco de Becerra, Otzoloapan, Ixtapan del Oro, San Simón de Guerrero, Villa Victoria, Valle de Bravo, Zacazonapan y Temascaltepec, donde se concentra el voto más pobre de toda la entidad, junto con otras 50 demarcaciones.

Conforme fueron llegando las mujeres, iban recibiendo su kit de gorras y playeras de color rosa, además de banderines, para vestir el evento.

Previamente el Secretario de Desarrollo Social, Eric Sevilla, aseguró que el programa “salario rosa” abre el camino a una política social de nueva generación, ya que considera acciones “inclusivas”, integrales, solidarias y productivas.

Dijo que ya hay más de 33 mil tarjetas autorizadas y han recibido 220 mil solicitudes, además aseguró que el pograma busca acoplarse a políticas internacionales de desarrollo humano.

“Tiene como bandera de progreso al desarrollo humano, superando el quehacer netamente asistencial y además de combatir la pobreza, por primera vez con un enfoque multidimensional”, indicó.

Dijo que es un programa que “empodera a la mujer, que la aleja de su condición de desigualdad y le garantiza un bienestar básico para que acceda a una vida libre y plena”, señaló el secretario de desarrollo urbano.

Beneficiarias del programa, aseguraron en entrevista que no tuvieron ningún problema para ser incluidas en los padrones y que incluso solo les pidieron el acta de nacimiento y su credencial de elector, por lo cual no fue necesario que acreditaran el número de hijos que tienen o sus ingreso.

¿Y LOS REQUISITOS APÁ?

Veda es una de las mujeres, como otras tantas miles, que asistieron al evento con la expectativa de recibir su tarjeta, ahí mismo, en algún lugar a donde fueron citadas, aunque no había a la vista módulos de distribución, solo baños. Ella es madre soltera, tiene cinco hijos, el más pequeñito de dos meses, a quien llevaba en los brazos.

Al asegurar que estaba sola y con un trabajo del que percibe poco, se le rasaron los ojos, por eso confió en que la tarjeta que le prometieron, le permita saldar en algo los gastos de manutenciòn de sus pequeños.

Otra madre soltera, procedente de Colorines y con un niño de 9 años, fue Alejandra, quien también dijo que fue invitada por otras mujeres priístas de su comunidad, para asistir al lanzamiento de la tarjeta y con la expectativa de recibirla posteriormente. Dijo que trabaja, al igual que Veda, por lo cual el requisito de las reglas de operación del programa –en el sentido de darle preferencia a amas de casa con pobreza multidimensional y sin ningún ingreso- no se cumplía en ambos casos, pero claro, ellas no lo sabían.

Las mujeres pirístas que ayudaron a captar otras beneficiarias y con empleos fijos, llegaron en grupo. No parecían mujeres de escasos recursos, algunas portaban ropa de moda, chamarras gruesas y botas de piel.

Algunas aseguraban que la entrega de las tarjetas, era el pago del partido por haber apoyado al PRI en los pasados comicios. Aseguraron que era su derecho. Hombres gruesos del equipo de seguridad, llegaron a impedir las entrevistas... no está permitido, dijeron, ellas reaccionaron y se alejaron.

De los requisitos –estar en pobreza extrema prioritariamente-, ni quien se acordó…

Ma. Teresa Montaño