19 de febrero de 2018
Ocoyoacac, Mex.- La "manda"que le hizo Julio a la virgen de Guadalupe, es muy larga, de hecho es hasta que muera: llevarle todos los años a su hija, en gratitud de que le salvo la vida hace ya casi tres décadas , hoy Esther, de 27 años, camina a su lado; cerquita de él, Jerónimo y Angélica, van a paso veloz arrastrados por una multitud que canta su fe y la suda; se conocieron en su pueblo, se enamoraron en una peregrinación y aquí están, uno empujando al otro, porque no es fácil, dicen, sostener ni la fe –entre tantas penurias de la vida-, ni un matrimonio de 44 años.
Más de 65 kilómetros de mandas, promesas, historias y plegarias que ahí van, por la México-Toluca, en medio del caos de las obras del tren interurbano, entre el calor sofocante que producen los motores de los autos y camiones a vuelta de rueda, y la polvareda que no termina de levantar... las plegarias.
Es la peregrinación anual a la Basílica de Guadalupe, la número 80, organizada por la Diócesis de Toluca, la más grande de Latinoamérica, que en esta ocasión, se estima, podría llegar a las 70 u 80 mil personas, considerando los grupos de feligreses que se irán uniendo a la kilométrica fila de fervor vivo.
Los primeros contingentes, unos 15 mil romeros, salieron la mañana de este lunes de la catedral local tras recibir la bendición del obispo Francisco Javier Chavolla Ramos, quien los conminó a no decaer porque esta será, les dijo, una prueba de resistencia, de resistencia de su fe.
Hasta el frente de la movilización van las mujeres, nutridos grupos de miles y miles de jóvenes, abuelas, madres, profesionistas, hermanas, empleadas, mujeres, que marchan a todo paso, cantando orando, rezando y lanzando vivas al “¡Cristo Rey!, con cánticos, aplausos, porras y rezos que se pierden, se confunden, crecen.
Son sobre todo indígenas y campesinas procedentes de una treintena de los municipios más pobres del norte y sur del estado de México.
Allá, entre la multitud de cantos, banderas y vivas, se pierde Sandra que con sus 35 años, regresa nuevamente, tras cinco de ausencia, para darle gracias a la Morena por haber sobrevivido a un cáncer y sacar a sus padres ancianos adelante. Todos en su casa, allá en San Pedro de los Baños, Ixtlahuaca, estuvieron enfermos, pero ahora asegura, todos están de pie y vienen, unos aquí, otros más atrás, para dar gracias a la virgen mexicana.
En al retaguardia y formando una fila de varios kilómetros, marchan los hombres en un inusual pelotón de promesas, agradecimientos y esperanzas, con sus chalecos anaranjados, sus banderas y sus cantos en tono grave, que lanzan mientras empujan, desde acá, a las mujeres que van enfrente, así las cuidan dicen, y así se aseguran que ninguna se rezague ni se quede.
Entre docenas, cientos de ellos, va don Octavio Herrera, de 57 años, quien vuelve a la marcha de la fe, tras dos años de ausencia. Ahora viene su nieto de 16 años, marcha a su lado, sofocado y enegrecido por el brutal sol con el que va la marcha después del mediodía, subiendo lentamente por la México-Toluca, a la altura de Lerma. El joven no pierde de vista a su abuelo, teme perderse.
ARRIBARÁN EL JUEVES A LA BASÍLICA
Los contingentes de feligreses que participan en la 80 Peregrinación Anual a la Basílica de Guadalupe, arribarán la madrugada del jueves a la Villa. Esta tarde del martes, llegaron a su primer punto, en la cabecera de Ocoyoac, donde pernoctarán.
De acuerdo al itinerario, el martes 20 de febrero, inicia la segunda jornada a las 2:00 am rumbo al Valle del Columpio en la Marquesa, donde a las 7:00 am se celebrará la Eucaristía y se reanuda la jornada partiendo de este lugar a las 8:45 am con dirección a Cuajimalpa, Ciudad de México. La tercera y última jornada será ese mismo día, martes 20, de la Parroquia de San Pedro Cuajimalpa, a partir de las 8:15 de la noche para arribar a la Basílica de Guadalupe en la madrugada del día 21 de febrero, alrededor de las 4:00 am.
Tere Montaño