En gustos se rompen géneros; así dicta la famosa frase popular que todos por lo menos alguna vez hemos escuchado en nuestra vida, y es que cuando hablamos de gustos musicales es imposible no entrar en contienda con el otro, ya sea porque nuestro interlocutor es un ferviente seguidor del perreo suave, el movimiento alterado, la trova o cualquier otro género y a nosotros simplemente no nos pasa más que el black metal, el indie o la electrónica; tratar de convencer alguien que tal o cual músico o artista es mejor a otro, es enfrascarse en una batalla absurda e interminable; ¿qué necesitamos para decir que cierta música es buena o mala?, muchos dirán que la letra, la composición, la experimentación en cuanto a sonidos, la voz, etcétera, elementos a considerar son muchos y todos dependen de la percepción del sujeto cuando éste se coloca frente al fenómeno artístico.

Cuántas veces no ha ocurrido que mientras vamos en el pesero, la micro, en el auto, o simplemente escuchando la radio en casa, en la escuela o cualquier otro lugar, de repente escuchamos una canción que está muy lejos de lo que generalmente escuchamos, pero que al prestarle atención logra detonar nuestra curiosidad y querer saber más al respecto; la música tiene esa magia de atracción, su fuerza es tan desconocida que de un momento a otro nos podemos descubrir tarareando cierta melodía, repetir un verso o, sin esperarlo, cantarla.

Esa magia de la que hablamos es la que contiene la música de Laura Murcia, de quien sólo podría bastar escuchar un par de veces su sencillo “si te volviera a encontrar” para quedar prendido de sus letras tan poéticas que nos conducen a toda una serie de sensaciones relajantes. El trabajo de composición de Laura estriba en hacer de las palabras una representación intima de la realidad. Lo que nos embruja es la forma en la que la guitarra suena, como si se tratara del mítico sonido emanado por la flauta del flautista de Hamelin. Este sonido embriagador se convierte en un tópico dentro de su álbum “Cassette” −donde se pueden encontrar combinaciones entre jazz, música clásica, trova e indie−, grabado en la Ciudad de México por Red Apple, bajo la coproducción de Herman Nunes.

Desde hace ya algún tiempo atrás se pude observar como en redes sociales comienzan a sobresalir talentosos jóvenes, proyectos frescos, personas que procuran innovar en los campos artísticos; sin embargo, muchos de estos proyectos se quedan a la mitad del camino y es, sin lugar a dudas, porque el público mexicano no está hecho para los artistas mexicanos, por lo que se le da mayor importancia a propuestas exógenas, porque al ojo nacional le parece más atractivo y exótico lo que está fuera de México que lo que se está generando día a día en nuestras tierras; es por esta razón por la que muchos proyectos no son conocidos, ni mucho menos reconocidos en sus propios ambientes; no me sorprendería saber que muchos lectores ni siquiera enterados estaban del nombre de Laura Murcia y la gira que estará emprendiendo por Sudamérica, la cual iniciará en marzo y culminará en junio.

El panorama musical en México resulta un campo poco fértil para los artistas que buscan la innovación, pues en las más de las veces el hecho de querer encasillar alguna propuesta musical bajo cualquier etiqueta de género resulta delimitar su público también, razón por la cual Laura Murcia es quizá poco conocida, ya que su música no se inscribe concretamente dentro de un género en particular, provocando que se mueva en una especie de limbo. Sin embargo, pese a las dificultades que podrían resultar de sostener y promover un proyecto donde música y poesía converjan, la cantautora emprenderá su gira por Argentina, Chile, Uruguay, Colombia y Brasil, demostrando que en México también se están produciendo cosas interesantes que buscan una repercusión internacional.

Más allá de que te guste cierto género en específico, nuestra labor como mexicanos es apoyar el talento de nuestras tierras, estando conscientes que no todo gira en torno a las grandes figuras populares, sino que en ese campo artístico, la propuesta musical no sólo se enmarca en la idolatría a las vacas sagradas, porque el talento joven también viene empujando, sólo hace falta que le escuchemos y demos la oportunidad de formar parte de nuestros momentos más vitales.

José J. González

Director de la revista independiente Dislexia Mundial; Relacionista público y co-creativo de Oventik Artesanal Mx; escritor y poeta mexiquense; ha publicado en diversos medios impresos y digitales; artista plástico e ilustrador.