Pese a la implementación de programas sociales por parte del gobierno estatal, el Estado de México concentra a la mayor cantidad de personas en situación de pobreza (más de ocho millones, cerca de la mitad de la entidad), a pesar de que no figura entre los porcentajes más altos de habitantes en esta situación, de acuerdo con el Informe de Evaluación de la política de Desarrollo Social 2018, presentado por la CONEVAL.

México ha crecido ligeramente en los niveles de pobreza que mantenía hace diez años, mientras que en pobreza extrema ha logrado una tímida disminución, es el diagnóstico general que la dependencia de gobierno realiza en su informe.

Estableciendo unos parámetros respecto a diez años de implementación de programas sociales, la instancia menciona que “en el ámbito social, el país ha tenido resultados mixtos en los últimos diez años. La crisis financiera mundial de 2008 afectó la economía mexicana reduciendo el poder adquisitivo de los hogares. Al mismo tiempo se han observado incrementos en la cobertura de servicios básicos, tales como educación, salud, vivienda y seguridad social. El mejor desempeño económico y la baja inflación entre 2014 y 2016 mejoró el ingreso real, pero éste se ha visto amenazado en 2017 por una tasa de inflación que duplica la registrada en 2016”.

Entonces, si bien el CONEVAL reconoce avances en materia de educación, salud, vivienda y seguridad social gracias a la implementación de los programas gubernamentales, también advierte que sus efectos positivos languidecen al ser afectados por las fluctuaciones económicas del país.

De esta manera, Entre 2008 y 2016, la pobreza aumentó en 3.9 millones de personas al pasar de 49.5 a 53.4, que, sin embargo, es una disminución con respecto al año 2014 donde se registraban 55.34 millones de personas en situación de pobreza.

Además, y con la salvedad de 2010, existe una constante disminución de personas en situación de pobreza extrema, en 2008 había 12.3 millones y en 2016 9.4 millones.

De hecho, y de acuerdo con la propia CONEVAL, la entidad federativa que concentró el mayor número de personas en pobreza fue el Estado de México con más de ocho millones de personas en 2016, los siguientes estados con mayor número de personas en esta situación son: Veracruz, Chiapas, Puebla y Oaxaca.

En el caso del Estado de México, el aumento en el número de personas en situación de pobreza ha experimentado un aumento constante, al pasar de los seis millones y medio en 2008 a seis millones 700 mil en 2010, siete millones trescientos mil en 2012 y poco más de ocho millones en 2014.

El CONEVAL también menciona que para 2016, más de la mitad de la población en entorno rural se encuentra en condiciones de pobreza, unas 16.5 millones de personas y el 58.2%, si bien son menos que en años anteriores como 2010, donde más del 64% de la población rural se encuentra bajo esta condición. En el caso de las ciudades, si bien hay un 39.2% de población en condición de pobreza, por las mismas características de las ciudades (densidad poblacional elevada, por ejemplo) hay más gente pobre en este entorno, al registrar 36.9 millones de habitantes en esta situación.

Igual de volátil es el estudio que la dependencia hace sobre el poder adquisitivo, pues, si bien menciona que a nivel nacional disminuyó la población con un ingreso laboral inferior al valor de la canasta alimentaria entre 2014 y 2016, la situación repuntó en 2017 debido al alza de precios derivada, entre otras cosas, a medidas como el famoso “gasolinazo” a principios de dicho año.

A este encarecimiento del costo de vida habría que sumar un factor más, que es el de la movilidad. De acuerdo con la Encuesta Intercensal 2015 citada por el CONEVAL, “el porcentaje de los ocupados que destinaban más de media hora para trasladarse al lugar de trabajo alcanzó 55.1 por ciento en el caso del transporte público y 27.1 en el transporte privado; el Estado de México y la Ciudad de México concentraron los porcentajes más altos de trabajadores que destinan más de media hora para llegar al trabajo (68.4 por ciento en transporte público y 41.8 en el particular para el primer caso, así como 67.4 y 48 en el segundo)”, lo cual, evidentemente, implica un gasto importante para los trabajadores únicamente en trasladarse a y desde su sitio laboral.

Estos factores han derivado en que no haya una mejora real en la economía del hogar. “Entre 1992 y 2016 el ingreso promedio ha tenido fluctuaciones que no han permitido mejoras permanentes en el bienestar de los hogares”, sentencia la dependencia. A pesar de que el salario mínimo real tuvo una recuperación entre 2012 y 2018, al pasar de 76.2 a 87.5 pesos diarios, sigue siendo uno de los salarios más bajos de América. En resumen, hay más trabajo formal, pero sigue siendo escasamente pagado.

En cuanto a seguridad social, el CONEVAL reporta graves carencias en programas como el Seguro Popular, pues en general es común que los usuarios de dicho programa se quejen de poca disponibilidad de medicamentos para sus respectivos padecimientos.

Además, el CONEVAL enlista los siguientes problemas a enfrentar en estor programas:

• No benefician a todos los mexicanos.

• El nivel de acceso y calidad de los programas es desigual en términos horizontales (se entregan beneficios diferentes a individuos con riesgos similares) y verticales (una proporción del gasto social se ejerce a través de instrumentos regresivos en términos absolutos en detrimento de instrumentos progresivos o neutrales).

• Tanto la coordinación como la complementariedad entre entidades y dependencias para entregar beneficios a la población vulnerable y en condición de pobreza son débiles.

• No existen instrumentos eficaces dirigidos a la población vulnerable residente en áreas urbanas y que, además, puedan activarse frente a crisis inesperadas.

Con base en el diagnóstico del CONEVAL, las recomendaciones que emite en el aspecto general son:

• Continuar en el corto plazo con estrategias coordinadas entre dependencias y órdenes de gobierno dedicadas a reducir la pobreza multidimensional.

• Que la política pública, especialmente la de desarrollo social, tenga como hilo conductor el acceso efectivo a los derechos como mecanismo principal y que, a la vez, permita cerrar las brechas económicas y sociales que todavía se observan entre diferentes grupos, y generar una mayor igualdad de oportunidades.

• Implementar un esquema de protección social universal que propicie reducir las brechas más urgentes y promueva una mayor igualdad a los accesos básicos para toda la población.

En un aspecto más focalizado, se puede entender con ello que la eficacia de los programas sociales aún no ha dejado ver sus efectos con cabalidad.

A pesar de que, en el sitio web de la Secretaría de Desarrollo Social del Estado de México menciona que “la política social del Gobierno del Estado de México tiene como propósito reducir la pobreza, marginación y vulnerabilidad de las personas, generando condiciones para su desarrollo y bienestar”, en números absolutos, y como ya se mostró líneas arriba, se sigue concentrando en la entidad el mayor número de pobres en el país, muy a pesar de los programas sociales como “Seguridad Alimentaria del Estado de México”, “Por Una Infancia en Grande”, “Por Mi Comunidad” y otros puestos en marcha durante el gobierno de Eruviel Ávila (los cuales únicamente el año pasado reportaron un gasto de 57 mil 492 millones de pesos); y programas del gobierno de Alfredo del Mazo como “Familias Fuertes” y el ya conocido “Salario Rosa”. La explicación más lógica de ello es que estos programas son puestos en marcha con principal ahínco durante época electoral, como instrumento para cosechar simpatías para el gobierno en el poder, una estrategia particularmente añeja en el Estado de México, una entidad que desde 1925 no ha conocido la alternancia y ha sido gobernada exclusivamente por el PRI (en ese entonces PNR, posteriormente PRM).