El cachivache es por definición un utensilio, un algo que ha sido abandonado a su suerte debido a su inutilidad o defectos, y por ende, catalogado como “poco valioso”. Sin embargo, a sabiendas de que los objetos son capaces de trascender su función vital una vez que les hemos dotado de significado emocional, hay un sitio en el corazón de la ciudad de Toluca que desde hace poco más de dos años se ha propuesto reivindicar los derechos de los cachivaches y rescatar el valor humano de objetos que fueron exiliados de la vida de quienes los poseyeron. Ad hoc a la idea que lo origina, este lugar se llama “Cachibache Caffé”: una pequeña cafetería y foro cultural.
Cachibache concepto
Aquí encontrarás todo tipo de piezas antiguas que han sido restauradas y recuperado su cometido original, o bien, adquirido uno diferente: mesas y sillas de herrería con vidrio, de madera, tejidas o de nylon, de distintos tamaños, colores y procedencia se distribuyen alrededor de una pequeña área cuadrangular; viejas televisiones invertidas, máquinas de coser y radios de la época de los abuelos hacen las veces de mesita y rematan su decoración con un par de ramilletes que sobreviven en los floreros improvisados con botellas de vidrio recicladas. También hay repisitas y anaqueles hechos a base de huacales que exhiben otras cosillas curiosas como máquinas de escribir, juegos de lotería, cartas, scrabble, plantas, teléfonos primitivos, cerámica, libros, periódicos, pequeñas efigies de distintos materiales. Por allá, en uno de los laterales más iluminados, el molcajete lleno de mazorcas apiladas hace juego con una báscula traqueteada. El mobiliario y objetos que dan personalidad a Cachibache provienen tanto de tiendas de segunda mano como de personas que los han donado con la finalidad de que no queden en el olvido y su historia encuentre un segundo aire; por lo que el público puede llevar un artículo que piense es digno de preservarse y el personal se encarga de considerarlo y en todo caso restaurarlo para darle un espacio.
Luego, si damos un paseo por las paredes: vinilos de diferentes tamaños junto con numerosos posters, stickers, placas, fotografías y cuadros de diversos artistas locales y foráneos lucen bajo el techo negro iluminado por las lámparas de herrería que dan ese aire de “a media luz” que recrean muy bien las escenas románticas de las películas. Sombreros, bolsos, sombrillas, bancas de madera y sillones de numerosos colores y texturas coronan el estilo de este lugar, el cual, desde la vivencia sensorial que brinda, podríamos definir como “de improvisación”, pero una que armoniza, que te toma por asalto, pero es un asalto agradable. Las sorpresas están en los muros, en las mesas, en la barra, en la decoración, en las esquinas, en la música sesentera y ochentera que casi siempre suena en las bocinas y en los cachivaches que recuperan su valía o adquieren un nuevo significado frente a nosotros, y ese es el propósito, “retomar lo valioso de los objetos antiguos; el valor emocional”, como lo señala Laura, quien junto con Marco y Pilar, forma parte del equipo que está detrás de Cachibache Caffé; los tres han unido su imaginación y creatividad para crear este espacio, innovarlo y repensarlo constantemente, a la vez que son quienes atienden a los comensales, preparan los alimentos y organizan los eventos.
Los eventos…el asombro de este lugarcito se deriva no sólo de su apariencia y de los recuerdos materializados en objetos que te encuentras al paso, sino también de las exposiciones, conciertos y recitales que cada tanto se presentan. A este foro cultural se han dado cita pintores, poetas, escritores, guitarristas y fotógrafos de los más variados estilos para compartir su arte, y por ello no es extraño que una o más paredes se procuren libres, en caso de que alguna propuesta artística arribe a la ciudad. Aquí una tarde cualquiera podrías toparte con un dueto musical, un toquín de jazz, blues, reggae, rap, rockabilly, rock, o la lectura de poesía en voz alta, prometiendo una experiencia íntima y cálida debido a lo acogedor de la sala.
¿Y la comida?
Bien, la parte de los cachivaches queda entendida, y lo de “Caffé”…adivinaron, como en su nombre se indica, la materia prima de este lugar es el café y se ofrece una gran variedad de él: desde el simple y común americano, pasando por el capuccino, latte, mocca, macciato y expreso, hasta el espumoso irlandés cachibache con su toque de whiskey y crema batida.
Destaca el matcha latte; una bebida no muy frecuente en los cafés a la redonda del Centro Histórico toluqueño, hecha a base de té verde. Además, puedes encontrar tisanas, tés, malteadas, smoothies, sodas italianas, infusiones de frutos secos, entre las que destaca la de “moras de la selva” como especialidad de la casa, y diferentes tipos de chocolates fríos o calientes, sin pasar por alto el típico “chocolate abuelita”. Entre los comestibles que ofrecen resaltan las crepas dulces y saladas, los baguettes tanto para carnívoros como vegetarianos, las enchiladas y “chilaquiles con cachibaches”; unos de los más demandados, con pimiento morrón elotitos y queso, también hay molletes, pan de dulce y galletas artesanales. ¿Es caro? Desde luego que no, los precios de la carta oscilan entre los 15 y 50 pesos como máximo, y la comida y el trato son excelentes. Los tres cachibaches que atienden a los comensales afirman dar a su gente un “trato casero”, hogareño.
En este forito y cafetería tampoco hay edades, como bien señala Laura citando el lema del sitio: “Todos somos cachibaches” y ciertamente podrás encontrar gente de todos lados, condiciones, profesiones, visiones y humores. Desde mi experiencia, la cual ya he repetido en variadas ocasiones, este es uno de los mejores sitios que puedes encontrar en el centro de Toluca si quieres pasar un rato agradable y tranquilo, solo o en compañía. Deja que el estilo improvisado, despreocupado, te muestre lo lindo que es encontrar la armonía entre un montón de objetos que recuperan su valor perdido, y bebe, come, charla, juega lotería o scrabble a la luz del ingenio de los artistas locales y foráneos, o simplemente relájate mientras escuchas “Venus”, lanzada en 1969 por los holandeses Shocking Blue, sacudiendo las bocinas de la sala.
Cachibache Caffé se ubica justo en la calle de Nigromante esquina con Pedro Ascencio y tiene un horario variado: lunes a jueves de 8:30 am a 10:00 pm, viernes y sábados de 8:30 am a 11:00 pm, y domingos de 9:00 am a 8:00 pm. Además, puedes encontrarlo en Facebook, Twitter o Instagram como “Cachibache CAFFÉ”.
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Excelente lugar para disfrutar solo o en compañía de verdad un escape del estrés y la rutina muy buen lugar me encanta música muy buena y atención y servicio maravilloso!!!