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Mascarada El Baile de las Máscaras

El dilema de la prensa por continuar con la farsa de informar o evolucionar y volver a ganar público

DOBLE FILO

Mascarada El Baile de las Máscaras


Por: Ismael Rojas Escobar









La crisis de la prensa
1ª de 3 partes

Pongámoslo de este modo: Las notas de prensa son un producto que para que sea sostenible necesita consumidores que de manera frecuente los busquen para satisfacer su necesidad de estar informados; pero ¿Qué sucede? Simple y sencillamente no los quieren y hasta los rechazan por malos –pésimos en muchos casos-.

La crisis que vive la prensa nos demuestra que el público no los busca, no les interesa y menos les cree, lo que se traduce en que no haya demanda, ventas y escaseen los ingresos.

Vivimos despidos masivos de personal, reducción de páginas y secciones completas de diarios; pérdida de patrocinadores, exclusividades, incluso el poderoso Televisa tuvo que reducirles el salario a sus conductores estrella en lo que fue un duro golpe a los orgullosos informadores.

Más allá de los negocios que muchos medios han hecho al amparo del poder como constructoras y proveedoras productos y servicios a todos los niveles y áreas de gobierno que les representaban ganancias enormes y ofensivas, se dieron cuenta que sus ingresos derivados de su actividad principal no cubren sus gastos operativos y menos los derroches a los que estaban acostumbrados.

Las empresas durante décadas desdeñaron generar mercado: nadie se preocupó por hacer buen periodismo en sus diversos géneros como el informativo, los de opinión, el reportaje y otros más avanzados como son investigaciones de largo aliento o incluso narrativas de corte literario.

Muy pocos se preocuparon por ganar lectores ofreciendo calidad en sus materiales; -por el contrario- se enfocaron en trabajar para políticos que a cambio del pago de fuertes sumas de publicidad se dedicaron a difundir sus mensajes que no necesariamente interesaban a la sociedad y mucho menos les servían: la agenda fue dictada entonces desde los poderes y las páginas de los impresos se colmaron de boletines y fotos alegres; la radio y la tv hicieron lo mismo.

Necios: rechazaron ganar público, respaldo y ventas de sus espacios publicitarios, suscripciones o que compraran sus publicaciones en los estanquillos: Los tirajes que eran de un par de miles en los principales diarios eran regalados o bien, eran parte de la devolución que tenía como destino el reciclaje.

Casos vergonzosos de diarios que sólo vendían tres o cuatro números al día demostraban con claridad que no tenían arraigo. Otros eran buscados por la sección deportiva o por los buscadores de empleo.

Por otro lado no aprovecharon los privilegios que tuvieron durante décadas en el pago de impuestos y de contribuciones al IMSS que mediante convenios en los que pagaban con publicidad sus obligaciones. Hubo incluso quienes se ufanaban de que gracias a sus “influencias” no cubrían servicios como agua, electricidad y predial.

Los únicos beneficiados en este pernicioso juego han sido los empresarios periodísticos y los políticos, mientras que la parte más afectada por su endeble condición es el reportero de a pie porque son piezas prescindibles.

Entonces podríamos decir que la prensa llegó a ser una farsa porque no se hacía periodismo sino sólo era una simulación en la que un breve equipo de dos o tres reporteros “cubrían” el acontecer más relevante y que al ver los encabezados del día siguiente sólo veíamos boletines y fotos oficiales pero firmadas por un “reportero”: todos publicaban lo mismo, incluso frecuentemente el mismo encabezado y texto.

En lo más mínimo tenían interés pero siguieron trabajando porque lo importante no eran las ventas con el público, sino los jugosos convenios de publicidad establecidos con el poder público que pocas veces obtenía el efecto deseado como ocurrió con el ex alcalde priista de Toluca, Fernando Zamora quien derrochó una fortuna en pago a medios y quedó en el fondo de las preferencias cuando intentó reelegirse.

Quienes trabajan en este sector están preocupados, en la incertidumbre por los recortes y el atraso en el pago de sus quincenas, no solo reporteros, sino todos incluidos administrativos y hasta vendedores.

Peor. Hay muchos medios y periodistas, pero poca demanda informativa: ¿Qué sucede entonces?. En la siguiente colaboración continuaremos con el tema ahora con la llegada de “periodistas alternativos” en la internet.

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