25 de marzo de 2020
A más de dos meses de que inició la propagación del coronavirus (covid-19) en toda la esfera terrestre, en la época de la información, de la desinformación, de la hiperconexion, de la soledad de la red, del consumismo brutal, de la pobreza identificada con la falta bienes materiales, de la burocracia casi genética, de desigualdad casi biológica, de la divinización de lo vacuo y del libertinaje como norma jurídica; la gran mayoría de los seres humanos cuasi informados, nos hallamos enclaustrados en nuestras cavernas lidiando con nuestros impulsos hacia los placeres, pero también luchando en contra de la inercia hacia la esclavitud a la que el mundo nos ha expuesto y a la que nos hemos doblegado por la mutilación de nuestra creatividad y de nuestro sentido de la felicidad.
Antes de publicar esta columna, conversaba con Marco Alejandro Cen Nava, un gran amigo de muchos años, también columnista, sobre todo y sobre nada, es decir, conversábamos sobre la multiplicidad de información qué hay sobre la pandemia en la red y sobre la desinformación que pulula al por mayor en la misma vía; así como sobre la información que hipotéticamente puede ser más aproximada a los hechos y sobre aquella información que hipotéticamente puede ser más aproximada a las intenciones de unos pocos manipuladores sociales, además de que dialogábamos sobre las coincidencias que se dieron con el surgimiento de esta llamada también “pandemia del miedo”, todo ello para concluir con reflexiones sobre nuestra existencia y él posible porvenir para las sociedades.
En las redes circula información que va desde las más agudas ideas sobre una conspiración universal para crear enfermedades que reduzcan a la población mundial, hasta la idea de que el coronavirus no existe y no existe posibilidad alguna de contagio; ideas que van desde el interés por el fondo monetario internacional para otorgar créditos hipermillonarios a países caídos en la catástrofe (lo que me parece coherente, pues ese es su negocio), hasta las ideas qué rezan que somos un ganado humano que corre cuándo el pastor o cuidador nos grita a modo de estimulación para lograr la reacción deseada; en fin, la red está saturada de conspiraciones extraterrestres, políticas, religiosas, económicas, sociales y mercadotécnicas; con lo que, lo más sabio que podemos hacer, es razonar lo que estamos razonando, en otras palabras, razonar por lo menos dos veces lo que aparentemente esta razonado cómo información en los medios, para intentar descubrir a la información más congruente, y desenmascarar a las fake news colosales.
Al día en que se publica esta columna, China ha declarado haber erradicado al coronavirus, mientras que en España e Italia no saben qué hacer con los cadáveres, además de que en el último país se descubrió el abandono de múltiples ancianos que fallecieron como consecuencia de la enfermedad o bien, por el abandono del que fueron objeto. De algo que no me queda duda, es que el covid-19 existe, qué es más altamente contagioso que letal, qué su propagación y la mortandad que puede causar está en las manos de los mismos seres humanos; que este evento pandémico va a generar un cambio en nuestro modo de vida como sociedad humana, y que como consecuencia del libertinaje de muchos de nosotros, muchos países caerán en la catástrofe y volverán a ser esclavos, o tal vez aumentarán el grosor de sus cadenas que los atan y los ataran por varias generaciones a los créditos mundiales, y con ello, para fortuna de unos, que generarán negocios para heredar a cinco generaciones o más, habrá desgracia y pobreza para otros, que aún sin nacer o bien, en el vientre materno ya serán deudores de una deuda que no conocieron.
En todo el esquema de comentarios y de noticias, surgen coincidencias tal vez paranoicas, o tal vez cercanas a la presunción humana que se construye con la prueba judicial; no obstante, pienso que para no resultar presuntuoso, se trata de menos que conjeturas qué bien, pueden alinearse más o menos de forma coherente. La primera coincidencia es que China venía erigiéndose como la segunda potencia económica mundial capaz de hacer a un lado a los Estados Unidos de América, pero de modo por demás desafortunado China fue el hogar en el que se procreó al virus covid-19, con lo que el desarrollo económico de ese país asiático tuvo un freno casi devastador, de no haber sido por la disciplina y el trabajo ordenado qué caracteriza a los ciudadanos chinos comunes, cuyos representantes aseguran haber erradicado dicho virus de esa nación.
La segunda coincidencia es qué antes de la propagación de este virus, el orden mundial había cambiado con el resurgimiento de las izquierdas y de los nacionalismos, sin embargo, muchos países que pretendieron ajustarse a estos sistema y modos de vida, además de rebelarse frente a la hegemonía mundial, al día de hoy con motivo del desmantelamiento pandémico de su economía, están recurriendo al fondo monetario internacional para obtener créditos que ayuden a la reconstrucción de sus países, por lo que regresarán al ruedo del capital, del que muchos analistas dicen, que nunca debieron haber salido.
La tercera coincidencia estriba en qué la letalidad del virus covid-19 ha causado miles de muertos en varios países, sin embargo, debemos recordar que a través de la historia, las más desastrosas pandemias causaron la muerte de millones de seres humanos, quiénes no contaban con la ciencia médica de nuestros tiempos, ni con la conexión tecnológica qué nos puede allegar información infinita y mundial sobre el virus y la forma de prevenirlo; por lo que estamos en una clara ventaja frente a los seres humanos que sufrieron esas catástrofes biológicas en épocas anteriores; de ahí que resulte conjeturable con lo sostenido en líneas anteriores, que muchos medios de comunicación le den a esta pandemia el tratamiento de la peste negra, urgiendo a todos a prepararnos para el apocalipsis, preparando una zona de miedo, desconfianza y destrucción de sus formas de organización, lo que provocaría la destrucción de sus economías y el regreso al reinante esquema histórico prestamista mundial y explotador de los recursos naturales. Con esto no afirmó que muchos medios de comunicación estén urgidos por la destrucción de las organizaciones estatales, sólo expreso conjeturas paranoicas de uno más de los encerrados en sus hogares.
En fin, sólo estoy metido entre libros como muchos seres humanos en el planeta, y de ocasión en ocasión analizo noticias, cuasi noticias, fake news, memes, pero intentó razonar sobre lo razonado, porque en una de esas intentonas puede darse la ocasión en la que acceda a algo aproximado a la verdad. Estoy metido entre libros, pensando utópicamente en que el ser humano no necesita bienes materiales mayores, que los que requiere para su subsistencia, para ser feliz. Estoy metido entre libros pensando en que debo dejar de ser esclavo de la inercia del mundo qué tal vez me sumió en una cadena burocrática con la vacuidad como divinidad y el libertinaje como orden jurídico. Estoy metido entre libros pensando en que tal vez el consumismo y sus causas, mutilaron mi creatividad y mi sentido de la felicidad. Estoy metido entre libros razonando sobre lo razonable, pensando en la pandemia, en la desinformación y en utopías.
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Candidato a Doctor en Derecho Judicial
Maestro en Justicia Constitucional
Especialista en Derecho Procesal
Especialista en Derecho Penal
Diplomado en Juicios Orales
Académico y Abogado
ka.ray@hotmail.com
1 Comment
Excelente nota!!