26 de mayo de 2020

A pesar de las estimaciones del gobierno federal, y a pesar de que en algunos municipios del país ya se levantaron las restricciones propias de la contingencia por el coronavirus Covid-19, aún no se alcanza el pico máximo de contagios, mucho menos se está próximo a que la curva descienda.

De acuerdo con el artículo “Entendamos el COVID-19 en México”, realizado por el académico de la UNAM, Octavio Miramontes, para el 23 de mayo, México se encontraba en la zona de transición de la curva de casos o máximo contagio.

Con base en la tendencia de los casos, aún no se alcanza la asíntota en la curva, y se espera que el 27 de junio es cuando alcance, ahora sí, el pico máximo de contagios, tras lo cual, en teoría, deberá disminuir.

¿Qué ocurrió, si las estimaciones ubicaban a mediados de mayo como la fecha donde se alcanzaría el pico? El 10 de mayo. La conducta mexicana reacia a dejar de festejar provocó que la contingencia se extendiese un mes más. Su ejercicio estadístico estima en alrededor de 126 mil el número total de positivos identificados y alrededor de 12 mil el número de defunciones al término de la enfermedad, entre julio y agosto (a menos que otra desobediencia masiva de la cuarentena aplace aún más el término de la enfermedad). Conjeturamos que la población inmunizada en México hacía finales de agosto será un número reducido cercano a apenas 1%.

Sin embargo, y a favor de la experiencia mexicana, Miramontes señala que se cuenta con la experiencia de vigilancia epidemiológica a raíz de la pandemia de H1N1 de 2009 y ello ha permitido que la Secretaría de Salud haya podido instrumentar medidas preventivas y de preparación desde enero del 2020.

A pesar de la serie de medidas que se implementaron desde el gobierno (cierre de escuelas y universidades, suspensión de actividades económicas no esenciales, distancia social y uso de cubrebocas), quizás la más efectiva es la del confinamiento voluntario. Sin embargo, los datos de movilidad que proporcionan las empresas que registran esos datos, indican que la movilidad en México (entre el 16 de abril y el 16 de mayo) no solo no ha disminuido, sino que ha incrementado en comparación con otros países. Dicho en otras palabras, la mejor manera de disminuir la tasa de contagio y evitar que la epidemia tenga una duración de hasta seis meses con un incremento en la mortalidad es justo la que el mexicano no está cumpliendo.

Esta negligencia por parte del mexicano, y el apuro del gobierno federal por volver a las actividades, a pesar de que la curva de contagios no ha disminuido, ha derivando en que los llamados “municipios de la esperanza”, hayan perdido ya su estatus a una semana de iniciado el retorno a la “nueva normalidad”.

De los 260 municipios, 140 (el 43.2%) que iniciaron su tránsito a las actividades cotidianas tuvieron que volver esta semana a confinamiento, pues en ellos se registraron casos. San Luis Potosí, Hidalgo y Yucatán se quedaron sin uno solo de sus municipios de la esperanza, y Oaxaca, que abrevaba la mayoría de estos, perdió casi la mitad, pues 90 de 213 municipios registraron sus primeros contagios.

Héctor Castañeda