4 de agosto de 2020

Los cubrebocas inteligentes, conforme progresa la pandemia de Covid-19, han demostrado comenzar a usar la oportunidad para abrirse paso en la industria. Los españoles Álvaro González y Simona Lacagnina desarrollaron en Italia CLIU, un cubrebocas inteligente que es capaz de autodesinfectarse.

El dispositivo, que podría llegar a Latinoamérica en otoño (México incluido), tiene una duración de 5 años en promedio. Además, cuenta con conexión Bluetooth, micrófono, luz ultravioleta, acelerómetro, y tecnología para desinfectarse. El CLIU también puede medir la calidad del aire, y cuenta con un sensor que mide la respiración y frecuencia cardiaca del usuario, además de poseer filtros antimicrobianos.

En el caso de la luz ultravioleta, puede servir como centro de carga, así que el cubrebocas tiene energía continua para autodesinfectarse.

A pesar de ser un cubrebocas transparente, para ser inclusivo con personas sordas acostumbradas a leer los labios, no se empaña. Se anunció que existirán distintos tamaños para que se adapten a la fisionomía de cualquier persona, incluso niños.

El precio de este cubrebocas ronda alrededor de los 6 mil 400 pesos mexicanos.

Actualmente, los cubrebocas o mascarillas se están volviendo algo obligatorio, más allá de útil, en el país, entre personas que atienden las recomendaciones de la organización mundial de la salud. De acuerdo con el Centro de Control y Prevención de enfermedades de España, “usar una mascarilla ayuda a proteger a las personas a su alrededor, incluidas las que tienen mayor riesgo de enfermarse gravemente a causa del COVID—19”.

En Durango, Hidalgo, Aguascalientes y Ciudad de México, el uso de cubrebocas ya es de carácter obligatorio para las personas que se encuentran fuera de sus casas, con multas y trabajo comunitario entre las sanciones a las personas que incumplan la medida.

Paola Johana Hernández Rodríguez, coordinadora auxiliar de vigilancia epidemiológica de la Oficina de Representación del IMSS Ciudad de México Norte, aseguró en junio que que un cubrebocas estándar es de uso común y ante la emergencia sanitaria por COVID-19 todas las personas lo pueden utilizar. “Éste lo que hace es proteger en un 70 por ciento que la persona enferma no transmita la enfermedad ni permita la salida de secreciones”.

“Si yo persona enferma no utilizo cubrebocas y tú persona sana sí haces uso del mismo, la eficiencia baja hasta un 20 por ciento. Y si ambas personas, enferma y sana, usan cubrebocas esa efectividad aumenta hasta en un 80 por ciento de protección”, aseveró.

Héctor Castañeda