Desde el primer momento, el señor Belisario siguió su instinto: a la par de dejar sus muestras en la procuraduría estatal contrató los servicios de un laboratorio privado de Monterrey para que confrontara el ADN del pedazo de cráneo con una muestra de su propia sangre
.
Los resultados contradecían el veredicto de la PGR.
Con su propia evidencia, Don Belisario exigió a la procuraduría estatal que repitiera los estudios al cuerpo.
En octubre de 2015, después de una tercera prueba, las autoridades locales informaron que el cuerpo identificado por Don Belisario desde el principio — pero que clasificaron como desconocido—, siempre sí era de Belisario Quintero Medina.
Cuando el papá se presentó a Moreh Inhumaciones para recoger el cadáver de su hijo recibió una nueva noticia: el cuerpo ya no estaba ahí.
Sin esperar el resultado de las pruebas, el Ministerio Público de la procuraduría había etiquetado al cuerpo del peculiar cráneo como un NI (
No Identificado, en la jerga forense) y el 4 de diciembre de 2014 lo envió,
junto con otros nueve cadáveres, a la fosa común del cementerio municipal de Los Mochis.
El agente y la funeraria no habían violado la ley. La regulación sanitaria permite que -con la venia del agente- una funeraria envíe a fosa común los cuerpos que en tres días no hayan sido identificados.
El espacio nunca sobra, hay que desalojar pronto. El 13 de octubre de 2015, trabajadores de la funeraria usaron una máquina retroexcavadora, palas y picos para abrir la fosa común del panteón Centenario de Los Mochis y exhumar una decena de bolsas negras que contenían cuerpos.
El papá de Belisario, el hombre que lo despidió aquel verano de 2010, estaba presente durante la exhumación.
Al abrir la bolsa que guardaba la osamenta de Belisario descubrieron el esqueleto de otra persona con un número de expediente distinto. Siguieron la búsqueda hasta que dieron con el que correspondía al número asignado a Belisario. Cuando lo sacaron y extrajeron de la bolsa notaron que el cuerpo estaba incompleto.
Le faltaba la cabeza.
Los medios de Sinaloa difundieron la noticia de la pifia:
El joven que será velado y enterrado tres veces.
Por las noticias, un empleado de la funeraria que estaba en Mazatlán se enteró de lo ocurrido y viajó a Los Mochis. En la funeraria encontró al señor Belisario.
El padre reconoció de inmediato al sepulturero y su rostro cambió, había alguien conocido que podía darle mayor esperanza.
— Le pregunté que si me reconocía y me contestó que sí. Le dije que me aguantara un momento y me metí a la bodega. Ahí, estaba el cráneo en una bolsa —recuerda el funerario que un año y medio atrás había hecho el favor a Don Belisario de entregarle una pieza de su hijo.
“
Hallan cráneo de Belisario”, informó el periódico El Debate el 14 de octubre de 2015: “estaba en la funeraria”.
La Procuraduría General de Justicia de Sinaloa ofreció una disculpa a la familia y asumió los gastos de traslado del cuerpo del estudiante fallecido al poblado de Témoris, en Chihuahua.
“Que les sirva de experiencia a las autoridades y no autoridades para que no vuelva a suceder”, dijo Don Belisario al entrar a la funeraria. “Yo creo que es bastante difícil aceptar que pasen estas cosas, porque estoy seguro que si les pasara a ellos, la cosa sería distinta, no se les hubiera perdido su hijo ni lo hubieran mandado a la fosa común”.
Pidió ver el cuerpo antes de llevárselo a su tierra. "Confío en lo que he visto todo, en que todo coincide, y si existe Dios, voy a confiar en él", dijo.
Los empleados de la funeraria que no debía ser Semefo abrieron la bolsa de color blanco. El padre suspiró hondo. Sí, era su Belisario.