31 de Diciembre 2020


2020 será un año indeleble en nuestras vidas. Un año que nos ha marcado a todas y todos de distintas formas, año de pandemia, cambios inesperados, muerte, desempleo masivo, encierros involuntarios e innumerables dificultades. El mundo y la naturaleza nos pusieron contra la pared en un año que para muchos iba a marcar nuevos derroteros de éxito, abrir nuevas puertas y oportunidades. Pero no, en este año la vida nos confronto y nos volcó, nos revolcó en sumatorias mortales interminables, expectativas truncas y miedo constante.

La pandemia sacó lo mejor de la mayoría y lo peor de muchos. El ejemplo más inmediato que viene a mi cabeza es el del médico del Estado de México, que “se brincó la fila” para obtener ventaja a favor de sus familiares, sobre docenas o cientos de trabajadores de la salud que se le han jugado durante nueve meses todos los días en una entidad donde además es ya casi costumbre desviar los recursos de salud. En una entidad donde por cierto la pandemia ha servido para todo, desde para intentar ganar ventaja electoral a manera de campañas anticipadas (caso Salario Rosa y las entregas masivas del gobernador), hasta para ahorcar al adversario en golpes políticos de ruda bajeza, caso cortar el agua en Ecatepec, lo que disparo las muertes y los contagios desde principios de la pandemia en esa localidad.

La pandemia también nos permitió medir la estatura de muchos de nuestros políticos en Edomex y su auténtico compromiso con los ciudadanos. Temo decir que la gran mayoría desaprobó el reto, comenzando por el gobernador Alfredo del Mazo, que nunca pudo hilar en nueve meses, un auténtico programa de rescate social dirigido a los más afectados masivamente por la pandemia. Todo lo contrario, la vieja fórmula de apoyar a los de arriba suponiendo que eso ayudará a los de abajo, solo hizo prolongar la política de privilegios que persiste en la entidad desde hace 90 años, dando más, mucho, todo a quienes todo tienen y negando todo, a los pobres que con la pandemia cayeron a un pozo negro y sin fondo. No olvidemos que la pobreza ya rondaba al 70% de los mexiquenses de acuerdo a cifras del Inegi y no, no pudo, mejor dicho, no quiso. La voluntad política del priísta hacía los pobres, es nula, inexistente.

Sin embargo, entre lo mejor que podemos rescatar de este año terrible, más allá de nuestras historias personales de lucha, caídas, enterezas, falquezas y acompañamiento solidario al más cercano, a nivel público es sin duda la gran tarea que desempeñaron los trabajadores de salud en la entidad con más contagios después de la Ciudad de México y la Ley de Amnistía que recién promulgo el Congreso Local, una ley que se logró tejer a contra marchas y contra todo, lo que sin duda abre una enorme y bella ventana de esperanza, frente al caos de la injusticia institucionalizada y la corrupción en los cuerpos de procuración de justicia que se arrastra en la entidad.

En fin que muchas vidas se han perdido en estos juegos políticos, muchas se hubiesen salvado y todavía falta por ver de lo que nuestros políticos y funcionarios son capaces en el segundo año de la pandemia. Tome asiento, prepárese porque 2021, será un año interesante. Pandemia y comicios harán una combinación explosiva que requerirá toda la atención no solo de las autoridades electorales, también de los ciudadanos.

Por lo demás, el equipo de TheObserverMex y yo misma le enviamos nuestros mejores deseos para el 2021. Que Dios nos ampare.



Hasta la próxima