25 de enero de 2021
A su suerte y soltera, Gabriela Martínez desempeña el rol de madre, padre y abuela a la vez, en un contexto de incertidumbre que se ha agudizado por la pandemia, tanto en lo económico, como en lo social, ya que no solo enfrenta el desplome de sus ventas por las restricciones de las autoridades para el comercio informal, sino que además debe lidiar con su falta de instrucción, lo que automáticamente la dejo fuera para poder apoyar a su nieto en la educación a distancia.
Por eso esta indígena originaria de Donato Guerra, condensa en sí misma las peores variantes de la marginación en México: ser indígena, mujer, pobre y analfabeta.
A pesar de esta condición, todos los días Gabriela viaja desde el sur del Edomex hasta la capital, para intentar vender sus productos textiles, muñecas de trapo tradicionales y cubrebocas artesanales, que no obstante su belleza, ahora están siendo desplazados por la entrada masiva de este producto que hasta los primero meses de la pandemia, constituían su principal ingreso. Ahora los cubrebocas industriales e importados de China, le han arrebatado su exiguo mercado local.
Por si fuera poco, esta todóloga, si le podemos llamar así, concentra otras dimensiones de vulnerabilidad, ya que es migrante interna, no tiene seguridad social, no tiene acceso seguro a la alimentación diaria digna y carece de recursos para acceder a una educación a distancia para sus hijos, lo que la coloca en una situación de completa desigualdad y desprotección ante la crisis por la pandemia del SARS-CoV-2.
Debido a la multitud de casos como ella, no es raro que organismos internacionales como OXFAM, ya desde octubre pasado alertaban a los gobiernos de la región, sobre la necesidad de instrumentar medidas urgentes "para evitar que se produzca un etnocidio"
Estas medidas, a manera de recomendaciones, demanda de los gobiernos "respetar los cordones sanitarios y otras medidas adoptadas por los pueblos indígenas para protegerse a sí mismos, impedir toda actividad extractiva o que implique un riesgo de contagio en sus territorios y alrededores, así como atender urgentemente y de manera coordinada sus necesidades de salud, alimentarias y de protección...".
No obstante y ante la caencia de políticas sociales de protección a grupos vulnerables derivado de la pandemia y dirigidos específicamente a mujeres indígenas mexiquenses en situación de pobreza, esta jóven abuela de origen mazahua, se ve obligada a salir diariamente a las calles para ganarse el sustento
Su situación es compleja. Ella es parte de los 46 millones de personas de sectores vulnerables que de acuerdo a un reciente informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU), está en riesgo de caer en pobreza extrema, e incluso en hambruna como efecto directo de la pandemia sobre las economías del mundo; mientras que la organización CARE destaca a las mujeres indígenas, los pobres y los integrantes de la comunidad LGBTT, como los de mayor riesgo en el mundo en este momento.
Otro informe de OXFAM Internacional, destaca que del total de la población mundial que se encuentra trabajando de manera informal, el 58% de este sector está comprendido por mujeres, mientras que en América Latina este indicar representa el 54%.
Al margen de estos estudios, Gabriela viaja cada fin de semana desde Donato Guerra, Estado de México, -donde fabrica sus muñecas artesanales-, hasta el centro histórico de la capital.
Además de muñecas de trapo adoptó la confección de cubrebocas con diseños propios con coloridos bordados y motivos típicos de la etnia mazahua a la que pertenece, prácticamente desde que inició la pandemia. Puede decirse incluso que fue una de las precursoras en la capital mexiquense, en traer esta idea. Sin embargo su creatividad le ha valido poco.
Como ella misma cuenta, al principio estos productos de factura artesanal tuvieron ventas importantes, sin embargo el mercado se saturó en solo unas semanas con importaciones y productos industriales, por lo que ahora es más difícil su venta, sobre todo porque los paños de fábrica son de menor costo, mientras que los de Gabriela, si bien originales, tienen un mayor precio debido a que son casi artísticos y debe invertir muchas horas en su confección y bordado, no obstantem la gente los aprecia poco.
Destacó que tanto se ha devaluado en el mercado el cubrebocas artesanal, que las ventas de este producto se derrumbaron un 70%, sin contar que cada día Gabriela batalla para evitar ser desalojada con violencia de su sitio de venta por parte de inspectores.
“Al principio de la pandemia me iba bien, pero conforme esta iba avanzando, las ventas empezaron a disminuir, ya que cada vez más gente también los hacía y los vendía, tampoco podía rebajarlos, pues no me salía ganancia”, sostuvo.
La situación para este sector vulnerable en edomex es más complicada que nunca. Con la prohibición por parte de las autoridades municipales a vendedores ambulantes de colocarse en las calles de Toluca como consecuencia de la vuelta al Semáforo Rojo por la segunda ola de contagios del Covid 19 (lo que ya cobró la vida a más de 20 mil mexiquenses), el riesgo de que Gabriela y sus hijos y nieto caigan en hambruna es aún mayor.
Cabe destacar que si bien el gobierno del Estado de México ha informado de la distribución de apoyos o créditos para la sobreviviencia del sector empresarial con motivo del Covid-19 y su impacto en la economia local, para los sectores vulnerables y de mayor riesgo no se conoce un solo programa que prevenga su caida a la pobreza extrema, la indigencia o el hambre.
No obstante esta falta de foco en los gobiernos locales, la organización OXFAM International, cuyo principal objetivo es combatir la pobreza y el hambre, se pronunció también para no desproteger a las poblaciones en riesgo y provocar la desaparición de etnias en el mundo.
Las estimaciones del organismo refieren la posibilidad de que sean las mujeres las que pueden resultar más afectadas por el previsible aumento de la pobreza tras la crisis del covid-19, toda vez que 28.7 millones de personas de todo el mundo podrían caer en pobreza y más de 16 millones en pobreza crítica.
También refiere que entre los grupos más vulnerables están las mujeres indígenas, afrodescendientes y migrantes, con menores oportunidades de acceso a empleos y servicios, así como la comunidad LGBTIQ (lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, intersexuales, diferentes), que soportan situaciones de discriminación o estigma.
SIN COMIDA Y SIN EDUCACIÓN
Con hijos que manter y un nieto a su cuidado, el mayor temor de esta madre soltera, es que en medio de la pandemia llegue un día de no tener nada para poner en la mesa. La incertidumbre incrementa cuando al caer la noche, hace la cuenta de lo vendido y solo ve algunas pocas monedas.
Los estómagos que diariamente debe alimentar esta indígena artesana, son tres, sin contar el de ella.
Entrevistada en las inmediaciones de la Alameda de Toluca, Gabriela reconoce que más que miedo al virus SARS-CoV-2, lo que le produce no miedo, sino auténtico terror, es no tener ni siquiera para tortillas.
Pero además del miedo, hay otros impactos que ha tenido la pandemia en los sectores vulnerables, uno, aunque se ve poco, tiene que ver con la educación, pues trasladar las clases a pequeña vivienda inacabada, resulta otro obstáculo cotidiano, este sí, más difícil de vencer ante su pobreza de recursos tecnológicos y su analfabetismo.
No saber leer ni escribir, aunque consiga cada día para pagar "el internet de la papelería", es algo con lo que Gabriela simplemente no puede. No sin una evidente frustración en el rostro que incluso la hace trabarse, reconoce que cada día, cuando llega el momento de hacer la tarea con sus hijos, es simplemente imposible encontrar la manera de apoyarlos, de sacar adelante sus deberes. Se traba. No sabe que hacer, ni que decirles...
En este sentido reconoció que tampoco encuentra la manera de ayudar a su nieto en sus clases de preescolar, pues pese a las facilidades que le da su maestra para hacer las cosas en casa y aunque le mandan copias de los ejercicios, no hay manera de que ella adivine las instrucciones para poner a trabajar al niño...
Según datos del CONEVAL, el 41.9% de los mexicanos que se encuentra en situación de pobreza, son personas que no perciben los ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias.
En el Estado de México, los datos del CONEVAL sobre mexiquenses con una o varias carencias -incluyendo aquellos con carencias patrimoniales e ingresos mínimos-, suman casi el 80% de la población, de acuerdo a los datos más recientes.
El sector indígena ha sido el más afectado ante el tema de la pandemia, debido a que sufren en mayor medida la desigualdad, la discriminación, y la falta de apoyos por parte de los gobiernos para hacerle frente a la enfermedad, y es que se estima que en nuestro país, una de cada cuatro personas son pertenecientes a comunidades indígenas (de acuerdo al CONEVAL) y viven en pobreza extrema.
Asimismo, la población indígena que es vulnerable por carencias sociales, asciende al 21.2%, lo que equivale a 2.6 millones de personas. Los indígenas vulnerables por ingreso, representan el 2.4%, que son 0.3 millones.
Por último, no es de extrañar que ante el panorama que vivimos dicho porcentaje se dispare, pues retomando los números dados por la OXFAM International, se estima que unos 480 millones de personas alrededor del mundo cayeron o van a caer en esta tipificación de pobres, en el contexto de la pandemia del Covid 19.
Victor Jiménez y Ma. Teresa Montaño