¡Que Hablen los Niños!, Clases y Covid #AUnAño
31 de marzo de 2021
A un año de que millones de estudiantes pasaran de las aulas a las salas y recámaras de sus hogares para pasar largas horas frente a la computadora luchando por superar la virtualidad de la enseñanza, la mayoría anhela que esto acabe pues considera que el aprendizaje virtual es complicado, otros han desertado, mientras que otros lo que más añoran por supuesto, es volver a reencontrarse de frente con compañeros, amigos y profesores.
Pero el futuro académico para la enorme mayoría aún es incierto.
De acuerdo a la Encuesta para la Medición del Impacto Covid-19 en la Educación realizada por el INEGI, de los 33.6 millones de estudiantes de entre 3 y 29 años que se inscribieron al ciclo escolar 2019-2020, solo 739 mil (el 2.2%) no lo concluyeron, de los cuales el 58.9% debido a alguna causa relacionada con la pandemia, mientras que el 8.9%, no terminó por alguna carencia económica, y a pesar de las cifras, casi todos anhelan un pronto regreso a clases.
Ante este panorama, salimos a preguntar a algunos pequeños y a otros, no tan pequeños, qué tan difícil les ha sido este año de aprendizaje online, a qué retos se han enfrentado, y si están deseosos de volver a las aulas una vez que el país y el Estado de México en particular pase a semáforo verde. Las respuestas varían, pero todas hablan de una historia propia, una historia personal de la pandemia y mi escuela…
Regina, de 7 años, quien cursa el segundo grado de primaria tuvo que aprender a usar la computadora, y con ayuda de sus papás fue que lo logró. Ella se sienta diario en el comedor de su casa y pone al costado de la computadora sus cuadernos, colores, lápices y bolígrafos que necesita para iniciar la clase.
Con la inocencia e hiperactividad que la caracteriza, esta pequeña, expresó que lo que más extraña de la escuela, son sus amiguitas con quienes jugaba y platicaba durante el recreo.
Pese a ello, lo que más le gusta de las clases desde casa, es que puede comer lo que quiera casi en cualquier momento, ya que tiene todo al alcance de su mano. Pero lo que no le gusta, es que no puede ver la televisión ni sus programas favoritos.
No obstante su pequeña edad, Regina lucha todos los días por mantener el ritmo, sobre todo con las matemáticas, al ser la materia que más se le dificulta al igual que como ocurre con todos los niveles educativas, ya que la mayoría de los entrevistados aseguró que al finalizar las sesiones usualmente quedan o surgen dudas, y cómo no, si es una asignatura que muchas veces requiere la presencia física del docente que a través de diversas técnicas pedagógicas explique los procedimientos de las operaciones o ecuaciones en cuestión.
Cabe mencionar que de acuerdo a cifras oficiales, para el ciclo escolar 2020-2021 en México se inscribieron alrededor de 32.9 millones de estudiantes de entre 3 y 29 años de edad, un 2% menos en comparación con el ciclo escolar anterior, esto, según el INEGI, por reportes de los propios alumnos, sobre la poca funcionalidad del aprendizaje en la modalidad a distancia, la pérdida de trabajo de alguno de los padres, el no tener acceso a una computadora o algún dispositivo con conexión a internet, como las principales razones para no continuar con sus estudios.
Gaby, otra pequeña de primaria, refirió que los problemas más usuales con las clases a distancia a ya un año de que se declaró la emergencia nacional por la pandemia de COVID-19, se deben a las constantes fallas que presenta el sistema cuando se conecta ya que al ralentizarse o irse el internet, la comunicación se entorpece quedando rezagada.
Al igual que todos los niños que migraron a las clases desde casa, Gaby, recuerda lo ameno y divertido, como lo describió, que era asistir a la escuela y aprender en esta, pues la interacción con sus amigos y compañeros era lo mejor.
Levantarse temprano cada día no le agradaba tanto a Gaby y aunque aún lo hace, señaló que no es lo mismo, pues ahora solo se despierta y va directamente a encender su computadora e iniciar la clase.
Recalcó que no le agrada del todo esta modalidad educativa, pues en algunas ocasiones se queda con dudas y no aprende como debiera.
Hasta el momento, Jalisco es el único estado que ya reanudó clases presenciales en escuelas públicas y privadas con grupos de hasta nueve alumnos, aunado a las 300 instituciones privadas, aproximadamente nueve por entidad, que también lo hicieron, según declaró en una entrevista el presidente de la Asociación Nacional de Escuelas Particulares (ANEP), Alfredo Villarcon.
Sin embargo y debido a que el Estado de México aún está en semáforo naranja por la casi nula disminución de contagios por covid-19, aún no se tiene fecha definida para la reanudación en el sistema educativo mexiquense.
Por su parte Ángel de 8 años de edad y estudiante del tercer grado de primaria, aseguró que a pesar de que los maestros también han tenido que adoptar este modelo de enseñanza, siempre buscan la manera de hacer la clase entretenida y entendible.
Lo que más disfruta de las clases a distancia, es la poca tarea que le dejan sus profesores, por lo que dedica más tiempo a jugar y hacer otras cosas que le gustan, incluso ayudarle a su mamá con las actividades del hogar.
Lo que más extraña y como recuerda la escuela son las veces que tocaba el timbre del recreo porque eso significaba que se venía una “cascarita” con sus amigos y de inmediato sacaba el balón de fútbol.
DESIGUALDADES Y ACOSO ESCOLAR
Pero en contraste con los alumnos que pese a todos los contratiempos que implica la educación virtual lograron mantenerse a flote, están aquellos que simplemente por sus condiciones económicas, sociales o incluso de falta de herramientas tecnológicas o de servicios básicos como la energía eléctrica en sus hogares, no pudieron permanecer en el sistema educativo.
El INEGI refiere en su encuesta “ECOVID-ED”, que el alumnado entre 3 y 29 años que sí estuvo inscrito en el ciclo escolar 2019-2020 pero que no continuó o desertó del sistema educativo en el ciclo 2020-2021 debido a la pandemia por la COVID-19 o debido a la falta de recursos económicos fue de 1.8 millones; la mayoría fue de escuelas públicas con 1.5 millones en comparación con 243 mil de escuelas privadas.
Alejandro Cárdenas por ejemplo, es un campesino y artesano de Guerrero que debido a la pandemia, se vio obligado a salir de su casa y abandonar sus estudios de preparatoria, para apoyar a su familia económicamente.
Actualmente recorre las calles de Toluca vendiendo pulseras que él mismo elabora y vende en horarios rigurosos de cualquier emprendedor, pues lo considera un empleo tan digno como cualquiera y lo es. Lo malo es que con 17 años recién cumplidos dejo truncos sus estudios de preparatoria y ve difícil que pueda regresar pronto a su pueblo para poder reanudarlos, ello descontando que no cuenta con equipo para tomar clases a distancia y que antes que eso, su prioridad es la comida y el sustento de su familia.
No obstante su situación tan desventajosa como migrante interno, Alejandro no descarta hacer una carrera y volver a la escuela, aunque por el momento la pandemia lo ha colocado en una situación mucho más frágil. Él como miles o millones más que reporta la Organización de las Naciones Unidas en su informe del pasado mes de enero sobre los Impactos del COVID-19 y las personas en Movimiento, forman ya parte de una generación que el coronavirus está dejando en desventaja.
El informe indica que en investigaciones recientes de la OIT, "se destaca la alta incidencia de la informalidad entre los trabajadores migrantes, puesto que, en ese colectivo, casi el 75 % de las mujeres y el 70 % de los hombres trabajan en la economía informal en muchos países de ingresos bajos y medios", a la vez de referir que puesto el 30 % de los migrantes son menores de 30 años, una generación que ya se enfrenta a unas cifras elevadas de desempleo juvenil, "corre el riesgo de quedarse atrás".
Sin embargo otros jóvenes, aún sin ser migrantes ni enfrentar condiciones extremas, también han tenido 12 meses de lucha continua parta mantenerse a flote, incluso en el nivel de educación superior, en el que al igual que en otros grados, la educación virtual trajo otros demonios, entre ellos el acoso, que paso de lo secreto en las aulas a las pantallas.
Jonathan, un estudiante de la ingeniería de Mecatrónica en Toluca, reconoció que temas como el acoso y el bullying, salieron a relucir casi recién brincaron de las escuelas a las clases virtuales.
Al respecto sostuvo que si en las clases en vivo algunos profesores llegaban a tener poco pudor en estas prácticas, ahora en la modalidad virtual, algunos perdieron todo pudor.
"Hay docentes que tienen conductas inadecuadas que agravian nuestra integridad aunque lo trataban de ocultar, sin embargo, ahora al estar en una computadora y dónde existe cierta "privacidad", tienden a hacerlo sin pudor", acotó.
Pese a esta situación muchos grupos de alumnos han acordado en corto, seguir adelante y poner el foco en avanzar.
"Coincidimos entre compañeros en que ya estamos tan acostumbrados a tomar clases en línea que creemos que al regresar no sería lo mismo, siento que ya cambiamos, en el sentido de saber quienes realmente son nuestras amistades, y creo que sacamos lo que realmente somos”, dijo.
Por otro lado y al ser cuestionado sobre cómo han sido estos 12 meses de aprendizaje en casa, reconoció que las complicaciones no se reducen ni a los maestros con actitudes reprobables o a la complejidad de la enseñanza virtual en si misma, sino que van más allá, pues incluso hasta la falta de contacto humano ha complicado todo el ámbito escolar todavía más.
-La verdad es un poco más complicado, y uno tal vez se va acostumbrando, pero se siente muy distinto al interactuar en los salones a estudiar desde casa. El plan educativo de la ingeniería en mecatrónica está compuesto en su mayoría por asignaturas que requieren habilidad numérica, como cálculo y matemáticas, por lo que, si de por sí, de forma presencial podía llegar a tener dificultades, ahora es más complicado el aprendizaje, destacó.
A su vez Paullette, quien cursa del 6o semestre de preparatoria, consideró que el aprendizaje ha sido más didáctico, debido a las desventajas que tiene la enseñanza distancia, por lo que en algunas ocasiones tienen que recurrir a una segunda explicación con familiares o casi siempre, hacer consultas en internet.
-Para ti, ¿Qué es lo más difícil de tomar clases en línea?, se le pregunta a esta alumna que está por concluir el nivel medio superior.
-Creo que coordinarnos todos y poder cubrir todos los temarios en tiempo y forma, por ejemplo, en mi caso, no tengo clases todos los días, y muchas veces tenemos que abarcar más de dos temas en un solo día.
En parte por eso Paullette ansía en gran medida volver a sentir la convivencia con sus amigos y profesores.
Esta alumna de 17 años recuerda la escuela como algo muy bonito, así lo describió, y al tener ya un año de no pisar su salón, confesó que le ha cambiado la vida y la forma de cómo ve las cosas, convirtiéndola en mejor persona.
Aunque detalló, que se ha vuelto un poco introvertida debido a la compleja forma en que ahora tiene que asimilar los conocimientos, esto, ocasionado en parte por el temor a errar al contestar una pregunta hecha por sus profesores o por el contrario formular alguna.
Casi no tiene tiempo para realizar otras actividades, incluso recreativas, pues los horarios de sus clases le demandan estar bastante tiempo frente al monitor, subrayó la adolescente.
Ella ve el regreso a clases con grupos disminuidos y todavía trabajando en ambas modalidades, en línea y presencial, así como la reducción de los horarios.
Podría no estar tan equivocada, los números tanto de contagios, como el de avance en las vacunas parece apuntar hacia otra temporada de clases virtuales, mientras que las autoridades a nivel federal no descartan aún una tercera ola, como la que ya golpea a diversos países de Europa.
CARACTERISTICAS DE LAS CLASES A DISTANCIA
Los resultados de la encuesta del INEGI a un año de que se implantó la emergencia por la pandemia, indican también que por nivel de escolaridad, 55.7% de la población de educación superior usó de la computadora portátil como herramienta para recibir clases el pasado ciclo escolar, mientras que 70.2% de los alumnos de primaria utilizó un celular inteligente.
En 28.6% de las viviendas con población de 3 a 29 años inscrita se hizo un gasto adicional para comprar teléfonos inteligentes, en 26.4% para contratar servicio de internet fijo y en 20.9% para adquirir mobiliario como sillas, mesas, escritorios o adecuar espacio para el estudio.
En 56.4% de las viviendas piensan que el beneficio de las clases a distancia es no poner en riesgo la salud de los alumnos, seguida de las ventajas que propicia la convivencia familiar con un 22.3% y del ahorro de dinero en gastos diversos como pasajes y materiales escolares con 19.4 por ciento.
Sobre las principales desventajas de la educación virtual, el 58.3% opinan que no se aprende o se aprende menos que de manera presencial, seguida de la falta de seguimiento al aprendizaje de los alumnos (27.1%) y de la falta de capacidad técnica o habilidad pedagógica de padres o tutores para transmitir los conocimientos (23.9%).
Para todos los grupos de edad, más de la mitad de los estudiantes tiene mucha disponibilidad para asistir a clases presenciales una vez que el gobierno lo permita; el grupo de 13 a 18 años es el de mayor disponibilidad con 64.1%, seguido del grupo de 6 a 12 años con 60.7 por ciento.
Víctor Jiménez y Tere Montaño