La falta de estos registros condena a las familias buscadoras a peregrinar en morgues de distintos estados, viendo cientos de fotografías de cuerpos asesinados intentando identificar a sus seres queridos, como ocurre con las familias del colectivo Buscando Personas, Verdad y Justicia, de Aguascalientes, que, como indica
esta historia, viajan a consultar estos archivos en el estado vecino de Jalisco, donde fueron desaparecidos sus hijos e hijas.
“Hay posiblemente más de 37 mil cuerpos en manos de las autoridades locales y federales, y eso sin duda es por una falta de comunicación y de tener estos bancos de datos genéticos, el registro de personas fallecidas y después seguirían lo de las exhumaciones. Toda esta información debe de estar concentrada y debe de existir para que los desaparecidos puedan encontrar el camino de retorno a casa”, señaló José Ugalde, vocero del Movimiento por Nuestros Desaparecidos de México e integrante del colectivo Desaparecidos Justicia Querétaro.
El Consejo Nacional Ciudadano, un órgano independiente que supervisa al Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, tampoco ha recibido información sobre la implementación de las herramientas forenses:
“No tenemos idea sobre los avances del Registro (Nacional de Personas Fallecidas No Identificadas y No Reclamadas) propiamente dicho porque más allá de la información que puedan recopilar con motivos de esa actuación en fosas clandestinas o trabajando con cuerpos de personas fallecidas pues les toca coordinar el Registro Nacional y no tenemos claro los avances que hay sobre ese tema”, declaró Volga de Pina, vocera del anterior Consejo.
Cuerpos enterrados seguirán en el olvido
El Programa Nacional de Exhumaciones e Identificación Forense, también a cargo de la Fiscalía General, debe incluir listados de panteones, cementerios y lugares de inhumación ilegales con información sobre los cuerpos enterrados en ellos, y definiría las estrategias regionales y locales para desenterrarlos y proceder a su identificación, pero la Fiscalía apenas reporta como avance un diagnóstico levantado a inicios de 2019 que aún no termina de elaborar.
A pesar del inconcluso diagnóstico, la FGR también reportó que ya cuenta con un borrador del Programa pero se negó a entregarlo porque contiene elementos que “que no han sido aprobados por las autoridades correspondientes e instituciones partícipes en la implementación y ejecución de dicho programa”, según documentos entregados a este medio vía solicitudes de información.
La magnitud del problema que la Fiscalía General ha desatendido es de más de 21 mil 200 cuerpos que han sido enterrados en fosas comunes de panteones de todo el país, según reveló una
investigación de A dónde van los desaparecidos y Quinto Elemento Lab en septiembre del año pasado.
El desorden en las inhumaciones también ha provocado que se pierda el registro de la ubicación de los cuerpos dentro de los mismos panteones, como sucedió con
Cosme Humberto Alarcón Balderas, un joven de 16 años cuyo cuerpo las autoridades de Coahuila enviaron a una fosa común desde 2011 pero a la fecha no han logrado dar con él y entregarlo a su madre, Marcela Balderas.
“No ha habido una directriz de parte de la Fiscalía General de la República para poder de una manera estandarizar, para poder incorporar toda la información que se tiene suelta en los diferentes estados, en los diferentes ámbitos, ya sea registros forenses, huellas dactilares, todo lo que mandata la Ley (General en materia de Desapariciones), y que esto a su vez pueda estar disponible para consulta, no solamente de la Comisión Nacional de Búsqueda, también de las Comisiones Locales de Búsqueda”, denunció Martín Villalobos, también vocero del Movimiento por Nuestros Desaparecidos de México, una organización que agrupa a más de 70 colectivos de familiares que buscan a sus seres queridos desaparecidos.
Diagnóstico forense inconcluso
El 24 de junio de 2019, durante el Informe del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, el Subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas, reconoció que México atravesaba una crisis forense, con miles de restos sin identificar y servicios forenses desbordados por cuerpos no identificados.
De acuerdo con los resultados de un diagnóstico levantado en marzo y abril de aquel año por la subsecretaría de Encinas, la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas y la Fiscalía General de la República, los servicios médicos forenses del país no pudieron asegurar si se había realizado la necropsia a 37 mil 447 cuerpos. Esto significa que posiblemente no se registraron los datos necesarios para identificar a esos cuerpos en el futuro.
Las autoridades también encontraron que los anfiteatros del país tenían un sobrecupo de 2 mil 945 cuerpos, y que los servicios forenses identificaban a menos del 20% de los cadáveres que ingresaban a las unidades cada mes.