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Las tomas de la transparencia, tras el paso del huracán OTIS

Las tomas de la transparencia, tras el paso del huracán OTIS

“Sólo después de haber conocido las superficies de las cosas, se puede uno animar a buscar lo que hay debajo. Pero la superficie de las cosas es inagotable”

30 de Agosto del 2024

Una década atrás, participé en un proyecto artístico. Fuimos al palacio de gobierno de Jalisco; se trataba de ver qué sugería ese centro del poder oficial. Una artista divisó una oficina de transparencia. Sus paredes de vidrio permitían ver dentro. La artista sugirió que mirásemos a través de los cristales, en silencio y durante unos minutos, a esas personas. Pero, en realidad… ¿Qué podíamos ver? La anécdota ejemplifica, irónicamente, que lo asociado a transparencia es confuso. La idea de transparencia es una construcción que no va a mostrar las cosas como son, sino sólo responder fragmentariamente a lo que se plantea, en un marco pautado.


En este artículo analizo algunas solicitudes y respuestas de transparencia relacionadas con las personas no localizadas tras el huracán Otis. A partir de respuestas negativas o positivas o, incluso, la información incompleta, planteo una reflexión general, sobre la naturaleza y los límites de la transparencia.
La transparencia toma la palabra (en ocho comentarios)


El resultado de mis pesquisas lo he agrupado en ocho comentarios, y para facilitar su identificación, he elaborado una Tabla 1: Solicitudes de transparencia relacionadas con Otis, ubicada en la sección de referencias. En ella desgloso quién responde (nivel municipal, estatal o federal), el número de oficio de respuesta, su fecha y, si es pertinente, el contenido del asunto. También el número de la solicitud de información (es decir, qué incitó a que el Estado se afanase — y, en ocasiones, se desperezase — y emitiera ese documento) y qué se pedía. Algunos de esos aspectos, u otros conexos, son los que paso a comentar. A cada uno lo antecede un principio que lo resume, y aunque unos son más técnicos, otro más burlones, pero, a todos, los evidencia el contenido del comentario:

  1. No esperes que se responda a más de lo que se pregunta.
    La prevención sobre el huracán Otis ha sido uno de los temas más polémicos (del ámbito político al económico, del periodístico al humanitario), pues en concreto todavía se discute si la información de antes de un huracán nivel cinco con tal grado de devastación fue oportuna, pertinente y/o adecuada. En una de las primeras solicitudes analizadas, es la Secretaría Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil del Estado de Guerrero (SGIRPC) quien responde al número de personas que realizaron labores de perifoneo el 24 y 25 de octubre de 2023 en Acapulco —recordemos que Otis impactó en la noche del 24–.

    La labor preventiva en las horas previas al huracán, al menos en cuanto al perifoneo para que pudiera llegar a la mayor cantidad de personas en la vía pública, se concentró, según la resolución del SGIRPC, el 24 de octubre. Consistió en 15 personas a bordo de 3 vehículos “ante la inminente llegada del huracán Otis” —con unos ochocientos mil habitantes y dos mil km2 de extensión territorial–.

    Con esta respuesta, escueta, se plantea una de las paradojas de la transparencia: en general, y aunque hay excepciones, sólo se responde a lo que se pregunta. Por el contrario, quizás una transparencia activa respondería otras cosas deducibles de una solicitud como la planteada. Por ejemplo:

    —La adscripción civil o castrense de quienes realizaban el perifoneo (para conocer quiénes estaban encargados y si podía haber habido más acciones en esa línea).

    —Las rutas de los vehículos… ¿Fueron trayectos en los barrios más pobres, en los de menor conexión a Internet y que no podían seguir a los tuiteros en jefe (políticos) que piensan que sus tuits los lee todo el mundo? ¿En los alrededores de donde estaban atracadas la mayoría de embarcaciones que después se hundieron? ¿Cerca del epicentro de donde iba a impactar Otis? ¿En zonas de peligro de deslave?

    —¿Cuánto tiempo estuvieron perifoneando? O, sobre todo, a qué horas se realizó esa actividad, para saber si fue una política preventiva adecuada.

    —¿Hubo otras labores, además del perifoneo?
    Los datos de la respuesta incluso son incompletos, puesto que sólo se especifica que dos unidades de las que realizaron esas labores son vehículos de tierra —deducimos que la otra unidad también, pero no hay aclaración al respecto–. Por añadidura, al día siguiente, el 25 de octubre, día de completo caos, las autoridades nada hicieron para mantener el orden: ni con perifoneo, ni con apenas nada.



  2. Siempre quedarán dudas de qué puede transparentarse. El mismo solicitante que aparece en el anterior Comentario 1 pide a la SGIRPC información sobre las despensas de mantenimiento, sobrevivencia y paquetes de apoyo básico para emergencias que se repartieron entre la población con motivo del huracán Otis. Esa fue otra cuestión sobre la gestión posterior al huracán, el saber si se tomaron medidas para paliar los problemas de abastecimiento de bebida y comida. La respuesta señala que la competente para facilitar esa información es la Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC). Además, se remiten, con pedagogía jurídica —que siempre es un tantito arisca— a los Lineamientos del Programa para la Atención de Emergencias por Amenazas Naturales (art. 17), donde se señala que son la Marina o la Sedena quienes entregan los insumos y que la Unidad Estatal de Protección Civil es la que acompaña a ello y acredita la entrega.

    El último párrafo de la resolución dice que el Área de Transparencia de esa CNPC deberá sopesar si esa información que se proporciona (la remisión a la competencia y al fundamento legal de esta) se puede divulgar: “le solicito que el Área de Transparencia verifique si la información antes proporcionada es de carácter público y a su vez apta para brindarse”.

    Aquí tenemos algo para la reflexión. Si lo he entendido bien, en ese documento se nos presentan las fórmulas burocráticas típicas (la institución equis es la competente, nosotros no), así como parrafadas de aclaraciones jurídicas (el corta y pega tan del gusto de los alfabetizados digitalmente): en general, nada que no pueda divulgarse. Sin embargo, con esa fórmula final de, verifíquese si se puede revelar, leemos que hasta lo que se nos había mostrado como pedestre, pues se trata de una remisión competencial, habría sido susceptible de ocultarse. La duda siempre titila sobre todo documento emitido por el Estado, hasta sobre lo que parece evidente que puede transparentarse.
  3. La versión oficial puede tornarse “oficialoide”. En la siguiente resolución encontramos a un peso pesado en los debates sobre la transparencia: el organismo entre judicial, policial y ejecutivo que es toda Fiscalía en México. A la Fiscalía del Estado de Guerrero (FGE) alguien le solicita el número de personas desaparecidas entre el 23 de octubre de 2023 y el 15 de enero de 2024. Se puede colegir —y así haré— que esa franja incluye una franja crítica (finales de octubre y principios de noviembre) para los no localizados tras Otis, aquellos que después del huracán están desaparecidos en el mar.

    En la resolución, hay un momento en que las autoridades explican que no pueden dar “los nombres y apellidos de las personas con estatus de desaparecidos”. Se escudan en temas jurídicos, pero esto contrasta con algo que es notorio: las listas por confirmar están en la prensa y demás medios de comunicación, pues los familiares dan datos que permiten afirmar, con mayores pruebas que las oficiales, que continúan desaparecidos. Así, aspectos como el “sigilo” de la FGE al que “está obligada a observar, a efectos de proteger el éxito de la investigación”, conforman ese “secreto burocrático” que sirve a los tribunales para legitimar estas prácticas lesivas.

    Si, finalmente, se termina divulgando y creyendo la versión oficial, sin más matices, y aunque en ocasiones sea absurda, se abona a la simulación. Son versiones susceptibles de denominarse “oficialoides”, es decir, formalmente oficiales, pero cuyo contenido es arbitrario (“oficialoide” es con apariencia de oficial). ¿Cuántos documentos públicos son tan oficiales como “oficialoides”?

    La columna completa pueda ser consultada en el siguiente link:

    https://adondevanlosdesaparecidos.org/2024/08/26/desastre-y-desapariciones-en-acapulco-tras-el-huracan-otis-x-las-tomas-de-la-transparencia/





Staff Redacción

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