Poder al Centro

Un país “pacifista” asentado sobre un reguero de fosas, muertos sin cuerpos -como lo llamo hace poco un buffet experto en temas de inseguridad- y autoridades cínicas, lo cual, esto último, lo hace mil veces peor y pinta un escenario mucho más terrible.

Y pasamos también por el peor momento, porque con 127 mil desaparecidos -en cifras redondas-, no hay parámetro que mida la tragedia. Una tragedia miles de cientos de veces más grande y espeluznante que los desaparecidos contabilizados por ejemplo en Argentina, Colombia o España en sus peores y más oscuros momentos de la historia moderna.

Y hablamos de países que atravesaron guerras intestinas con dictaduras declaradas o revoluciones internas admitidas, lo cual hace todavía más difícil el escenario mexicano en el panorama internacional.

Pero por si la tragedia material de las desapariciones no fuera suficiente, están las otras dos realidades que nos mantienen en vilo y golpean con una crudeza que pasma debido a la magnitud del cinismo: autoridades corrompidas en extremo -coludidas con el hampa de manera descarada y hasta cínica-, y una crisis social-moral de un grueso de la población que ha normalizado ambos escenarios, la violencia extrema con la inseguridad generalizada, como la corrupción también extrema de políticos y autoridades de prácticamente todos los niveles.

Negarlo -como se niega la tragedia de Teuchitlán- solo puede ser posible por dos, si no es que por tres o cuatro realidades personales o familiares: miedo -a perder la despensa, el puesto, el cargo o cualquier otro beneficio gubernamental-, conveniencia económica -por lo mismo que lo primero-; complicidad -porque formas parte de las estructuras morenistas forzado o por necesidad-; porque estas ciego, porque eres delincuente o porque eres cínico y piensas que a ti no te va a pasar… eso no pasa en tu familia, o porque tienes conexiones.

Y es que hemos asistido a varios de los peores momentos de nuestra historia cuando el colectivo de Guerreros Buscadores de Jalisco nos develó de manera cruda lo que ya sabíamos pero no habíamos visto en directo, cuando entraron acompañadas por elementos de la Guardia Nacional -ojo-, al Rancho Izaguirre y constaron y constatamos que ahí era un Centro de Exterminio y de reclutamiento forzado; luego, otro revelador y crudo momento de realidad, cuando simultáneamente Sheinbaum bailaba en un evento a manera de burla de lo que casi a la misma hora muchos nos estábamos enterando y ella también, eso seguro; malo cuando en conferencia de prensa ordenó a todos “no llamar Centro de Extermino” al Centro de Extermino de Teuchitlán -no vaya a ser que AMLO sea procesado por crímenes de lesa humanidad, junto con Calderón y Peña Nieto-… y malo aún más cuando negó la existencia de la realidad y pretende crear e imponer una realidad alterna en la que ella habita feliz e impune junto con los morenistas involucrados con los cárteles y políticos coludidos en la tragedia -sino por ejecución sí por omisión-, pues nadie puede negar las cifras que exponen sin lugar a dudas que el 60% de las desapariciones documentadas ocurrieron el sexenio pasado; o cuando la vimos mentir descaradamente sobre su cercanía con abogados de cárteles -diciendo que era ocasional-, para luego verla con el mismo personaje en otras fotos de otros momento, tan sonriente… mentira, sobre mentira, sobre mentira.

Y no es que nunca hayamos visto a un político o política mentir, pero quizás nunca tan descarada pero sobre todo impunemente. Mentir en directo, negar la tragedia, negar la realidad de algo tan doloso que ha partido nuestro país, no tiene nombre.

Peores momentos no pudo atravesar México.

Somos sin duda un Estado capturado por los cárteles y las mafias políticas que hoy gobiernan México. Un México que retrocede de forma acelerada del sistema democrático maltrecho, pero democrático al fin, que existía, para dar paso a un sistema autoritario donde todos correremos peligro y un futuro incierto junto a nuestras familias.

Siempre me he preguntado por qué los mexicanos tenemos que enfrentarnos a esto, a políticos que son capaces de prometer cualquier cosa para olvidarlo casi de inmediato.

Y en Edomex corre un proceso paralelo. Un silente proceso de “elección de jueces” en el que destacan nombres de personajes verdaderamente cuestionables y no es que el sistema judicial en Edomex sea de lo mejor ahora -si no pregúntenle a los familiares de los miles y miles de inocentes encarcelados o retenidos en los operativos “rastrillo” ´para incriminarles delitos falsos de los culpables auténticos que están alegres en la calle-, sino que Delfina Gómez y compañía en lugar de mejorar las cosas, ha venido a empeorarlas.

Del “amanecer que está cerca” olvídelo… mejor ni hablamos. Texcapilla; el Edomex como segundo lugar en desaparecidos -cifras oficiales-; la desaparición de jovencitas, los feminicidios, y la horda de salvajes en la Feria de Texcoco exigiendo escuchar narcocorridos, pueden darnos indicios del nivel de sociedad que tenemos, por efecto de años de abandono o por influencia de nuestros políticos mafiosos -estos y los del pasado-… este es el momento del oscuro amanecer que nos ha llegado.

Solo nos tenemos nosotros como colectivo, para darnos la mano en momentos cruciales, para protegernos y apoyarnos.



Hasta la próxima