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Cogito Ergo Sum

 

Dragon Ball Super y la política voluntariosa

DOBLE FILO

Cogito Ergo Sum


Por: Héctor Castañeda






Dragon Ball Super y la política voluntariosa

En unos cuantos días se estrenará el episodio 131 de la serie Dragon Ball Super, secuela directa de Dragon Ball Z, adaptación del manga creado por Akira Toriyama.

Se trata del final de la saga de Supervivencia Universal, después de 55 episodios en los que Goku y compañía se ponen a prueba ante una plétora de rivales cuyo más destacado oponente es Jiren. Este último episodio supone un descanso para la serie en Japón (ya que será reemplazado temporalmente por un anime llamado GeGeGe no Kitaro) y la conclusión del enfrentamiento entre Goku y Jiren, este último considerado como “ridículamente poderoso” y el primero dominando una técnica conocida como “Migatte no gokui “i”” siendo la transformación más poderosa del personaje a la fecha.

¿Por qué estoy comentando algo que para algunas personas es tan banal? ¿Esta columna no es más apropiada en medios que hablen de entretenimiento?

Traigo a colación este tema porque en días pasados, muchos establecimientos y hasta ayuntamientos mexicanos (y latinoamericanos en general, vale la pena comentar) tuvieron la idea de transmitir el mencionado episodio en plazas públicas y comercios, como el caso de Ciudad Juárez cuyo alcalde Armando Cabada, expresó que se iba a transmitir el episodio en la Plaza de la Mexicanidad de dicha ciudad.

Para los seguidores de esta serie, por supuesto, ello supuso buenas noticias, que corrieron rápidamente por redes sociales. Pocos consideraron el factor proselitista y que estamos en temporada de elecciones donde literalmente todo se vale.

Toei Animation, productora del anime, hizo lo propio y emitió un comunicado expresando que esta acción es ilegal y que nadie está autorizado para ello.

"Toei no autorizó estas exhibiciones públicas, no apoyamos ni patrocinamos ninguno de estos eventos. Ni Toei Animation, ni nuestros títulos, endosan o patrocinan a ninguna instrucción o partido exhibiendo el episodio no autorizado" menciona parte del comunicado emitido por la empresa.

Estos grupos políticos se apoyarían en una plataforma que tenga derechos de transmisión simultánea (el episodio se transmitirá el domingo en la mañana en Japón, lo cual es el sábado en la noche en México). Por ejemplo, existe una plataforma llamada Crunchy Roll, la cual, para efectos entendibles, es como un Netflix, pero para animación japonesa. Esta plataforma sí tiene los derechos de transmisión de Dragon Ball Super, pero evidentemente, no puede cederlos a terceras personas. Quien transmita el episodio estaría incurriendo en piratería.

Para que las transmisiones públicas sean legales, necesita tener tres parámetros: el evento no debe tener fines de lucro, se debe transmitir por medios legales (a través de la plataforma con cuenta) y NINGUNA PROYECCIÓN DEBE TENER FINES POLÍTICOS, NI IMPLICAR APOYO A NINGÚN GRUPO SOCIAL, CAUSA O INDIVIDUO.

Ante estos posicionamientos oficiales, mucha gente optó por criticar a la empresa, que está diciendo que sigan las reglas con su producto, en lugar de a los gobiernos que están haciendo mal uso del mismo.

Y es que este es el problema: tenemos el gobierno que merecemos. ¿Cómo le exigimos a un gobierno que no incurra en prácticas ilegales (desde los desfalcos a la hacienda pública de los Duarte hasta casos como este) si nosotros mismos estamos promoviendo actos ilegales?

Piénsenlo así: Aún si tuviésemos un presidente que sigue las reglas, un mandatario honesto, ¿ello cambiaría nuestra forma de ser tan voluntariosa? El gobierno maximiza en sus acciones las conductas negativas de nosotros como mexicanos. ¿Qué le cuesta al seguidor de este anime hacerse una cuenta en la plataforma oficial, ver un comercial de 30 segundos y disfrutar el producto? “Pero el gobierno hace más tranzas”, hace tranzas porque nosotros hacemos la tranza más mínima. Nosotros normalizamos esta conducta. Muy, muy pocas personas tienen la autoridad para lanzar la primera piedra, pero lo hacen amparados bajo el argumento de “es que ellos son nuestros empleados, ellos son servidores públicos”. Haz lo que yo digo, gobierno, pero no lo que yo hago.

El caso de la transmisión de Dragon Ball Super es tan sintomático de lo que carecemos como mexicanos como lo es el saltarse un alto en el semáforo o meterse en la fila.

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