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Cogito Ergo Sum

 

Combatir un incendio forestal con una bomba nuclear

DOBLE FILO

Cogito Ergo Sum


Por: V






Combatir un incendio forestal con una bomba nuclear

Se repite el ritual. El mismo momento que hace un año, donde mi desesperación era por exactamente las mismas características: que la peor opción, el peor escenario posible, puntea en las encuestas (y que conste que el escenario más grave era Del Mazo en su momento).

Claro que ello dice muchas cosas de nosotros, más de las que nos resultaría cómodo, pero parece ya dolorosamente obvio a estas alturas que no buscamos las verdades incómodas, sino las mentiras reconfortantes.

Hablando hace meses con un amigo mío, economista colombiano, su conclusión fue que “nos quedó demasiado grande la democracia” (refiriéndose también a Colombia, pero al menos ellos lograron sortear las propuestas populistas de Gustavo Petro y negarle la presidencia en segunda ronda). Cuando volteo a verlos a ustedes, me doy cuenta de que tiene toda la razón del mundo.

Porque entiendo el enojo, la frustración, la desazón; vaya, yo también lo vivo, pero no justifico lo que intentan hacer. Apoyar a quien quiere combatir un gran incendio forestal con una bomba nuclear, solo porque están molestos, y solo porque las otras opciones proponen acabar el incendio salpicando con un vasito de agua. Ah, y porque les caen gordos. Vaya que lo dejaron en claro. El axioma gana en una civilización poco proclive a hacer sinapsis neuronal. Otra vez.

Porque de entre muchas cosas que no parecen tener claro (o al menos dispuestos maduramente a aceptar), es que los políticos no vienen de algún planeta perdido, ni atravesaron una cuerda cuántica de otra realidad, ni fueron invocados por algún grimorio de magia oscura (aunque así parezca). Nuestros políticos mexicanos nacieron de padres mexicanos, crecieron en casas mexicanas, al menos durante sus primeros años fueron a primarias mexicanas y son electos por ciudadanos mexicanos.

Que les quede claro: Estos políticos vienen de nosotros. Esto es lo mejor que podemos hacer como mexicanos.

¿No les gusta? Qué triste. Basura entra, basura sale. George Carlin lo dijo mejor que nadie, y cuánta vigencia tienen sus palabras aún después de diez años muerto: Si tienes ciudadanos egoístas e ignorantes, vas a obtener líderes egoístas e ignorantes. Y vaya líder ignorante por el que van. Se quejan de que no estamos viviendo en Suiza o Dinamarca, pero ¿ustedes se comportan como ciudadanos suizos o daneses? ¿Acaso son ustedes el ciudadano que quieren ver como presidente?

Cuántas veces en la calle alguien no me ha gritado “pinche mamón” por esperar en el alto aunque en la calle perpendicular a la mía no pase un carro. Cuántas veces no se me queda viendo raro la gente porque ayudo a una persona a cruzar la calle. No intento ser un santo, intento ser un buen ciudadano, y aún así, aún así, estoy demasiado lejos de ser la persona que me gustaría ser.

De toda la basura que de por sí se lanzaban los candidatos entre sí, nosotros entramos a demostrar de qué éramos capaces. “Meado”, “Canaya”, “Ruco”, y otras linduras. Meade no eligió su apellido ni su enfermedad cutánea, con atacarlo por su presunta participación en la Estafa Maestra mientras era titular de SEDESOL teníamos. Anaya no eligió su apellido, ni eligió la pésima rima con la que AMLO lo insultó en debate, con atacarlo por su presunta triangulación de recursos y escándalo inmobiliario teníamos. Obrador no eligió envejecer, con… muchas de las cosas que propone y su polarización y capitalización del odio teníamos. Y a los tres se les atacó por cosas de las que no tenían culpa, en lugar de las que sí.

El problema viene de nosotros. Y en más de casi 200 años (desde que se consumó la independencia de México, de acuerdo a la Historia de Bronce), no hemos aprendido nada. Seguimos siendo unos niños en lo tocante a la responsabilidad de votar, de ser ciudadanos. Tan así que dejamos que nuestra percepción de la realidad fuese manipulada por lo digital. Porque sí, bots fueron involucrados en esta elección, de manera semejante a como ocurrió en Estados Unidos, Reino Unido, Qatar y Myanmar. Al menos ellos tienen la excusa de que no se enteraron hasta que el daño estaba hecho pero ¿nosotros?, se nos advirtió, con estudios científicos y muchísimo más serios que un simple click en Twitter Audit. Ríos de tinta (ya no digamos mexicanos, por si tienen en la boca la palabra chayote con la que los adoctrinaron) de todas partes del mundo advirtieron de las consecuencias psicológicas magnificadas a electorales que conllevaba esto, y cayó en oídos sordos.

Porque nos engañaron tanto en el pasado que ahora queremos que nos engañe alguien más. Somos la esposa golpeada. Preferimos una dictadura benevolente a una democracia deficiente, porque lo segundo tarda más y qué flojera hacer algo yo, prefiero que venga una persona a encarnarse en la solución y hablarme de “esperanza”, que simplifique problemas para poder señalar culpables de manera más fácil y darle el poder que tanto ansía. Porque es mucho más difícil hacer que quejarse. Prefiero que el gobierno me resuelva todo, total para eso voté por él ¿no?

Y esta es la lección que aprendieron tantas naciones a la mala (recientemente Venezuela): si dejas que el gobierno te dé todo, pasa a ser tu dueño. Y no quieres eso. Este año nos graduamos como ciudadanos, o ya nunca lo haremos. Es molesto ser ciudadano: cuesta, obliga a pensar y a hacer, pero vale mucho más que lo pagamos.

Porque ninguno de esos cuatro va a hacer realmente nada. A lo mucho, alguno de ellos empeorará lo de por sí jodida que está la situación. Y si por algún milagro tienen la fugaz intención de liderar el país con vistas a algo positivo, la realidad es que están amarrados. Uno por su partido, cuyo peso lo superó y cuya sombra es tan gigantesca que lo terminó contaminando, otro por sus propias alianzas y temperamento, y otro por sí mismo y su complejo mesiánico. Concluyan quién es quién, si quieren.

Bastante repetida ha sido la frase de Kennedy: No preguntes qué puede hacer tu gobierno por ti, pregúntate que puedes hacer por tu gobierno.

¿Qué? ¿Piensan que su candidato es antisistema? Tal vez harían bien en darse cuenta de una vez por todas que TODOS somos el sistema. No existe tal cosa como candidato antisistema. Todos se benefician de él. Si acaso, alguno vendría a imponer otro sistema. Alguno relacionado con el nombre de ciudad brasileña. Tan somos parte del sistema, que no elegimos, validamos.

Así pues, parados ante un trozo de papel que definirá qué tan mal queremos estar los próximos seis años, habrá dos clases de personas: los que conecten el cerebro con la mano para marcar la boleta, o los que conecten los intestinos con la mano. Quiero pensar que serán mayoría los del primer grupo.

¿Quiere usted hacer muchas cosas en el ámbito cívico Y PUEDE REALMENTE hacerlas? Valide al de Querétaro y persígnese. ¿No puede usted hacer muchas cosas en el ámbito cívico, o francamente NO QUIERE HACERLAS? Valide al de la Ciudad de México y prepárese para otro sexenio de cleptocracia tricolor. ¿Usted NI QUIERE NI PUEDE HACER LAS COSAS MÁS ESENCIALES en el ámbito cívico, y prefiere cambiar sus libertades civiles por un plato de lentejas y una fila para comprar papel de baño? Valide al de Tabasco y que no diga que nadie se lo advirtió. El que avisa no es traidor, aunque se nos esté viendo así.

Porque aún existimos unos cuantos que preferimos el honor a hincar la rodilla para garantizar nuestra seguridad. Una columna en este mismo portal, con un claro axioma y una clara tendencia aseguraba, despojada de todo concepto de vergüenza, que los empresarios empezaron odiando al candidato, para pasar a la resignación y luego al apoyo. Esa clase de juicios mal informados y subjetivos podrían esperarse de un adolescente viviendo en un mundo maniqueo de fantasía, pero, ¿de un adulto hecho y derecho? Si ese razonamiento logró engañar a alguien, definitivamente no fue a mí. No es apoyo, son ganas de tener el trasero a salvo ante un posible triunfo del candidato déspota. No es “estar ahora con la causa”, es ser mercenario. Y también en esto entraron incontables medios de comunicación. Por algún horrible motivo, una gran mayoría de portales decidieron olvidar que no solo se cuestiona al poder, sino también a quien aspira al poder, porque se espera que sea mejor. Tengo el presentimiento que, de cumplirse este escenario tan terrible que nosotros mismos ayudamos a impulsar, más de un medio tendrá que dejar de lado la soberbia y ofrecer una disculpa.

En cuanto a ustedes, sigan pensando que una boleta será terapia catártica para su rabia. Sigan pensando que son ciudadanos maduros y que honran la delicada y peligrosa responsabilidad que conlleva votar.

Sigan a cualquiera con la sonrisa adecuada, el seguimiento adecuado, la imagen adecuada. Sigan a cualquiera que les diga: “yo cuidaré de ustedes, yo tomaré las decisiones importantes en su lugar, para que se puedan dedicar a joderse mutuamente con completa y feliz ignorancia”.

Yo cumplí con avisar.

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