Cuando se me comisionó estar al tanto del primer informe del gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo Maza, debo confesar que me sorprendí. No recordaba que tuviésemos gobernador. Para mí ya estábamos en una situación rara de autarquía.

Parte porque la agenda informativa la marca el nuevo presidente (no aprendimos nada de los colegas gringos hace dos años), pero principalmente por el obvio encono del gobernador priísta a los medios de comunicación. Hace un año dejó clara esta división al no permitir a los periodistas acceder al “Salón del Pueblo”. No vaya a ser que ventilen las verdades del señor.

En este tenor, Alfredo del Mazo es como un niño que, cuando ve que está a punto de ser regañado, se cubre los oídos con las manos y va y se encierra a su cuarto. Así fue su gestión durante todo este año. 365 días de un gobernador atrincherado quién sabe dónde. Un gobernador imaginario.

Por supuesto que al informe iba a acudir el saliente presidente Enrique Peña Nieto. Lo poco del PRI que no se fue a Morena (el grupo Atlacomulco, pues), está agazapado en sí mismo. También es obvio que estuviese presente, no tanto en calidad de presidente de la república, sino como ex gobernador. Estaba ahí también Manuel Velasco, cuyo partido rémora del PRI. No, ahora es de Morena. La política es voluble, por elegir un término amable. Y el resto de la clase política prominente también estuvo presente. Tanto la que sale como la que apenas va entrando.

Porras a Peña Nieto y a Del Mazo se escucharon en el salón. Claramente esa gente vive en un México alterno, de otra manera no podría explicarme los vitores. Dijo que en menos de dos meses después del sismo del 19S, todo había vuelto a la normalidad. No es así. Incluso un año después, por mencionar un ejemplo a botepronto, hay clínicas del IMSS en Ecatepec que aún no funcionan como “funcionaban” antes del sismo. Y ni qué mencionar de dos escuelas que un año después están completamente desamparadas, pese a estar su estructura en condición crítica. Estas escuelas fueron documentadas en este mismo portal.

Por supuesto que iba a presumir su “salario rosa”. El Me preocupa cómo este programa, como muchos otros, se aprovecha de la ignorancia de las clases menos favorecidas para hacerles pensar que el gobierno “tiene que dar”. “Y pues me metí a lo del salario rosa a ver si ahora si nos dan y pos sí, sí cumplió”, dice una de las supuestas beneficiarias en un video. Ese también es nuestro problema. El gobierno no tiene que dar, tiene que propiciar las condiciones para que por sus propios medios uno pueda salir adelante. Las dádivas que otorgan los gobiernos solo sirven para coaccionar las voluntades y lucrar con la necesidad. Un ciudadano responsable y consciente de su obligación le diría al estado “yo no quiero que me des, yo quiero que me dejes tener”. Y eso es algo que los gobiernos pasados, presentes y todo apunta que el futuro gobierno no terminan de entender. Porque les conviene. Un amigo venezolano que huyó como millones de su país comentó una vez “si dejas que el gobierno te dé todo, pasas a ser propiedad de él”. Y pareciera que ese es el fin del salario rosa, y de muchos otros programas sociales que usan pensando en las siguientes elecciones.

Tuvo la falta de vergüenza de tocar el tema de la seguridad. Aunque no existe cifra que lo beneficie, aseguró que se redujo la incidencia delictiva. Yo mismo documenté que al contrario, subió 11%

Miente. Se limitó a mencionar la creación de corporaciones policiacas para combatir la inseguridad. Y eso con un aumento del 15% en el presupuesto a seguridad. Es decir, se destinó supuestamente más dinero a combatir la delincuencia para nada.

Por supuesto, y obligado por la ética profesional, me veo con la responsabilidad de reconocer aciertos del gobernador. Porque no se trata de criticar por deporte. Solo ocurre uno, y es el aspecto económico. El Estado de México sigue manteniendo su lugar como segunda entidad que más aporta al PIB. Pero, insisto, de nada sirve semejante economía robusta a nivel entidad si el patrimonio de los mexiquenses sigue amenazado.

A menos que Del Mazo quiera que lo poco que queda de su partido desaparezca (o sea absorbido por el nuevo partido hegemónico), necesita sentarse a leer lo que implica gobernar una entidad. De nada sirve que cite a la agenda 2030 de la ONU como si fuese un “Padre nuestro” si el aspecto más básico de un gobernante lo elude. Se trata de acercarse a la gente. Aunque te deteste. No escondido en palacio de gobierno como si fuese un niño mimado.