25 de julio de 2019
El hallazgo de fosas clandestinas en México ha aumentado durante los últimos años, sumando 390 fosas encontradas entre 2009 y 2014, lo cual pone en evidencia la crisis de derechos humanos en el país y la persistencia de esta actividad, informó la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos en su estudio “Violencia y terror: hallazgos sobre fosas clandestinas en México 2006-2017”.
El documento, que abarca los años 2006 a 2017 en México, informa que aún con los datos recuperados por parte de la prensa, y aquellos obtenidos de las solicitudes de información realizadas a fiscalías o procuradurías locales, aún no existe información concreta que mida la existencia de fosas clandestinas en el país. Es aún más opaca la información cuando se toma en cuenta que los datos proporcionados por una misma institución llegan a cambiar de manera significativa, sin explicar por qué, además del aislamiento entre las instituciones en el aspecto de comunicación, pues cada institución tiene su propio registro que no se cruza con el de las instancias estatales o incluso federales.
Ello en un panorama general. Algunas fiscalías, menciona la CMDPDH, ni siquiera cuentan con información relativa al hallazgo de fosas clandestinas, lo cual no necesariamente quiere decir que no existan, sino que, o no ha existido la preocupación por registrar los hallazgos, o que las fiscalías tienen los datos, pero no los hacen públicos, de manera que los datos del estudio solo abarcaron 21 de 32 fiscalías estatales, faltando Baja California, Chiapas, Chihuahua, Distrito Federal, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí y Yucatán.
Así, con información a medias y en ocasiones contradictoria entre dependencias, la Comisión encontró que entre 2009 y 2014 fueron encontradas 390 fosas clandestinas con mil 418 cuerpos y 5 mil 786 restos en 23 estados del país. De estas casi 400 fosas, 59 se encontraron en el estado de Guerrero, entidad que, según la CMDPDH, no dejó de arrojar hallazgos cada año. 2011 fue el año donde más fosas se descubrieron, con 143, lo cual concuerda con la realidad de homicidios, que también fue el delito que disparó en ese año, durante la administración de Felipe Calderón.
Una de las conclusiones a las que llega el documento es que las fosas se realizan porque se espera que se encuentren en algún momento, dado el estado en que se encuentran los restos más “completos”, con signos de tortura, el propósito de inhumar los cuerpos es para entregar “un mensaje de terror”, más que la eliminación de los restos. El mensaje se resume en que, de acuerdo con la CMDPDH, pueden “mostrar y hacer alarde del hecho de que pueden continuar con esta práctica”. Por ello, esta práctica, al amparo de la opacidad e inacción de las instancias gubernamentales, no muestra signos de reducción, sino que persiste.
¿Y el Edomex?
El Estado de México registra muchas menos fosas con cuerpos que otros estados. En la entidad solo existe registro de cinco de 2009 a 2016, con 41 cuerpos exhumados durante el mismo periodo, lo cual es alarmantemente alto para tan pocas fosas, en una proporción a la par con Nuevo León, Michoacán de Ocampo, Veracruz de Ignacio de la Llave y Sinaloa. Curiosamente, casos de fosas sino hasta 2011, siendo este año el de mayor cantidad de cuerpos exhumados con un total de 16.
Las cifras oficiales, por otro lado, dan un mayor número, pues registra once hallazgos en la entidad, con 47 víctimas de las cuales 13 fueron identificadas. Los municipios donde se encontraron las fosas fueron Zumpango en 2010, Tlalmanalco y Valle de Bravo en 2011, y Ecatepec, Luvianos, Huehuetoca y Tejupilco en 2016, en este último municipio sin información de cuántas fosas se encontraron ahí.
Esto no necesariamente quiere decir que los desaparecidos en el Estado de México sean pocos, pues, al igual como ocurre con la trata de personas, el hallazgo en una entidad no siempre corresponde con el estado de la república donde fue sustraída la persona. Debido a la falta de transparencia que rodea estos casos, la conjetura lógica es que muchas personas desaparecidas, no solo del Estado de México sino también de otros estados termina en Guerrero, donde se registra el grueso de fosas clandestinas.
Héctor Castañeda