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Mascarada El Baile de las Máscaras

Qué sucede en el Ejército Mexicano que dejó de ser agresivo

DOBLE FILO

Mascarada El Baile de las Máscaras


Por: Ismael Rojas Escobar









Qué sucede en el Ejército Mexicano que dejó de ser agresivo



Era impensable, un suicidio, nadie se hubiera atrevido y casi una sentencia de muerte lanzar un golpe directo con la mano a un militar hasta hace unas décadas, porque entonces tenían la orden de reprimir cualquier acto de inconformidad con diversos niveles de agresividad, que iban desde recibir un tremendo culetazo con su rifle y posterior arresto para terminar en algún centro de detención o cárcel, hasta el asesinato y desaparición del cuerpo.

Todavía en el anterior sexenio surgieron diversas acusaciones por excesos en el uso de la fuerza, detenciones, desapariciones, ejecuciones extrajudiciales y hasta probables casos de lesa humanidad como pueden ser los de Ayotzinapa y Tlatlaya.

¿Qué sucedió entonces? ¿Por qué vemos ahora videos frecuentes de militares aguantando golpes, vejaciones, insultos, la destrucción de sus unidades y hasta que les quiten sus armas? ¿Qué está pasando?

Sin duda los militares mexicanos son fieros y bien entrenados para neutralizar a un simple civil, pero, ¿Por qué no lo hacen?

La respuesta tal vez sea que la instrucción es otra: las fuerzas armadas ya no son utilizadas para reprimir y mantener controlada a la población; por fin, en décadas ya no se les debe temer, algo que muchos mexicanos soñaron y no alcanzaron a ver.

Aquellos que fueron perseguidos, golpeados, desaparecidos o que perdieron a un ser querido, mutilados, que casi perdieron la razón y desarrollaron enfermedades mentales, todos ellos tal vez pensaron que el Ejército siempre iba a ser su enemigo.

Las canciones de protesta –proscritas- como las de José de Molina, quien más de una vez fue reprimido: “soldado que estás haciendo del lado del opresor, tu lugar está con el pueblo, el pueblo trabajador”… “tú estás para proteger al pueblo y su libertad, no te engañes defendiendo al rico y su capital”, se escuchaban en “tocadas” clandestinas, porque representaban terminar en Lecumberri.

El cambio de régimen representa una vuelta de timón enorme que implica, entre otras cosas, un cambió de instrucciones para el Ejército y las fuerzas policiales federales, que pasaron de servir para mantener el “status quo” que favoreció a los poderosos durante décadas, hacia otro más fundamental ligado a sus orígenes de cuidar la seguridad del país.

Hay varios aspectos que debemos tomar para considerar que los militares ahora son más cercanos al pueblo:

1) El gobierno al que sirven ya no tiene necesidad de reprimir opositores porque es un régimen democrático y no plutocrático, o gobierno donde la minoría más rica es la que manda. Esto es un gran avance si se comprende a profundidad.

2) Los secretarios de la defensa y los diversos mandos tenían “permiso” para participar de diversos actos de corrupción como tener acuerdos con narcotraficantes, con la libertad para acabar con todo aquel que pudiera interferir. No se puede entender que los cárteles, la producción, siembra, transformación y consumo crecieran como espuma en las últimas tres décadas sin tener la complacencia de los que mandaban más alto. Parece que eso se acabó. No más casos como el del general Gutiérrez Rebollo.

3) Terminó el tiempo en que se acumulaban por miles las denuncias por casos de abuso de autoridad. Ahora sí serán detenidos, procesados, encarcelados y sentenciados.

4) Parece que fueron instruidos para ser pacientes a niveles que no pueden, ni deben ser porque los ponen en riesgo a ellos y a la misma población imprudente y tal vez azuzada por intereses de la delincuencia organizada como en el caso del huachicoleo o en el robo a trenes.

Vemos una Secretaría de la Defensa Nacional nueva, pero que corre el riesgo de perder elementos por la violencia de las turbas de gente que los enfrenta y que todavía tienen el cinismo de subir los videos a las redes sociales.

Si bien el Ejército ya no es enemigo del pueblo, debe desarrollar protocolos de actuación en estos casos para garantizar la gobernabilidad; aplicar la fuerza con profesionalismo y dejar en claro que hay límites que no debe rebasar la población.

Twitter: @ismasan7

FB: @sedivergente

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