No sé si sea sorprendente que a estas alturas del sexenio sean pocos -muy pocos- los que entiendan que lo que vivimos es un CAMBIO DE RÉGIMEN, no sólo un cambio de gobierno; por otro lado –y tal vez sea mucho pedir- que sepan -los comentócratas- qué es UN CAMBIO DE RÉGIMEN y de qué RÉGIMEN a qué otro RÉGIMEN pasamos, al menos en sus características mínimas.

Pasamos del RÉGIMEN NEOLIBERAL al de ESTADO DE BIENESTAR, que son opuestos. Comento dos principios básicos: 1) Neoliberales: Estado Mínimo, el poder económico debe manejar al poder político. Estado de Bienestar: El Estado controla la economía. 2) Neoliberales: la riqueza nacional –incluida su mano de obra- debe ser manejada por unos pocos que teóricamente saben cómo hacer crecer la economía. Estado de Bienestar: El Estado hace una justa distribución de la riqueza teniendo como prioridad a las mayorías y creando las condiciones para el desarrollo.

Lo pongo más sencillo: la lucha está entre los que controlar la riqueza de la Nación para beneficiar a unos pocos y otros que pelean que sea para todos.

La riqueza se compone por todos los bienes materiales de la Nación, en el subsuelo, superficial, aéreo, espectro radio eléctrico, costas, impuestos y algo que pocos toman en cuenta: la mano de obra, que también es un activo que genera cantidades enormes de dinero. Todo eso es lo que el ESTADO NEOLIBERAL explotó para el beneficio de unos cuantos desde mediados de los años ochenta, aunque algunos dicen que inició en el 88 con Carlos Salinas, el promotor de la desigualdad en México.

Cada postura tiene sus teóricos, sus periodistas y gente que la defiende. Sin embargo no dejan de sorprenderme los argumentos que usan para justificar casi cuatro décadas de empobrecimiento de la gran mayoría de la población, al punto de que casi se extingue la clase media, mientras curiosamente se crearon nuevos súper millonarios y una clase política cada vez más insaciable y escandalosa en su forma de manejar el poder.

En su Primer/Tercer Informe de Gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador explicó por qué es un cambio de régimen y cómo lo están aplicando en acciones concretas. Es un trabajo difícil y cuando dice que es como mover a un elefante reumático no miente. La última vez que vivimos esto fue hace casi 40 años y por eso muchos ya no recuerdan al anterior.

Leía a un compañero periodista que parece confundido en este mar de versiones y le comentaba que ante la duda sembrada, la ciencia, el razonamiento, los hechos y en este caso hay que remitirnos también a la historia social, política y económica que nos muestra –por ejemplo- los aciertos y errores del siglo XX.

Lo que representa el cambio de régimen es más profundo que los dos puntos señalados al inicio, porque implica también una forma de cómo conceptualizar a los pobladores: si como seres humanos plenos con derechos, o como entes de consumo y mano de obra: la visión humanista, contra la monetarista.

La filosofía de cada gobierno es muy importante, porque puede marcar la diferencia entre ver a un ciudadano como alguien a quien se debe servir para lograr su plenitud, o verlo como alguien a quién explotar al robarle las riquezas que por derecho le corresponde, explotarlo laboralmente y por si fuera poco hacerle creer que así es feliz gracias a la manipulación mediática.

Explicar que VIVIMOS UN CAMBIO DE RÉGIMEN es algo que no ha sabido hacer el actual gobierno federal y es importante para comprender por qué se dan vueltas de timón en temas como el energético, impuestos, combate a la corrupción, educación, seguridad pública y prácticamente todos, en donde la oposición se encarga de inventar noticias falsas, descontextualizar, abrir falsos debates y hasta algo tan ridículo como pagar a un “influencer” para que subiera un video haciéndose pasar por enfermero que acusa a López Obrador de que mueren niños en sus brazos por falta de medicamentos. Hay que tener la mente muy torcida para hacer eso.

El PRI acusa a Morena de que más de 16 mil contratos de obra pública que existían, ahora hay poco más de 6 mil, lo cual puede sonar como un grave retroceso, pero si tomamos en cuenta los altos niveles de corrupción que manejaba el anterior régimen, en donde se asignaban grandes cantidades de dinero y no había obra pública o al revisarla era sumamente deficiente, vemos que la los contratos era un medio para que se fugaran los recursos.

Es por eso que una de las principales medidas fue separar a los representantes de los empresarios del control del país, y regresarlo a quienes cuidan los intereses de los ciudadanos.

Esta es una batalla cíclica que lleva más de dos siglos si nos remitimos al nacimiento del México independiente, y siempre con los mismos grupos: unos que quieren el poder para unos pocos, y otros que lo quieren para las mayorías. Por eso no es difícil comprender las posturas, porque son prácticamente las mismas, con sus respectivas diferencias en cada periodo de la historia, pero eso es motivo de otro análisis.

No me sorprende que la población en general desconozca qué ES UN CAMBIO DE RÉGIMEN porque hay muy poca información al respecto, ¿pero que los supuestos analistas políticos, académicos y los periodistas no lo entiendan? Eso sí ya es preocupante, porque o se hacen tontos o lo son demasiado, y simplemente promueven la confusión y la ignorancia entre la población.

Como mecanismo de protección inducido muchos pondrán en duda lo anterior porque la manipulación mediática los hará descartar cualquier idea que fuera en contra del status quo del régimen neoliberal el cual a fuerza de insistir en sus mensajes hizo que sus postulados fueran casi ley y vivieran en una realidad ficticia, pero eso se acabó.



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