A prácticamente tres meses de que se declaró la contingencia sanitaria en México y de frente a sus terribles saldos en pérdidas humanas y económicas, ni el gobierno del Estado de México ni el Congreso Local, han logrado articular de manera eficiente, un mecanismo de apoyo a las familias de menos recursos que desafortunadamente son la enorme mayoría (57% para ser precisos), para salir de la crisis doméstica (multiplicada por millones), que cada día que pasa se profundiza.

Las circunstancias y los contextos, exigían más que nunca, reacciones institucionales casi instintivas y pese a las declaraciones, como siempre, de buenos propósitos, es la hora que miles de mexiquenses se hunden en la desesperación del desempleo y la pobreza, mientras ni diputados ni gobierno, aterrizan nada, si no bien para menos pocos, la parálisis resultara en cuantiosos beneficios políticos, seguramente económicos también…

Cada día que pasa y mientras crecen las cifras de manera desproporcionada, a un ritmo que también va aumentando (tan solo en las últimas 24 horas se reportaron 600 contagios más que la jornada previa y 100 muertes adicionales), seguimos esperando las medidas extraodinarias que se requieren para salir del paso, pero no para las grandes o medianas empresas, sino para los ciudadanos de a pie (comerciantes, emprendedores y microempresarios, principalmente mujeres), que han perdido su empleo.

Hablamos de familias que no cuentan ya ni para una despensa semanal y no tienen ingresos de nada, pero que además integran ese 60% de la economía informal hoy tan golpeada por la inmovilidad social.

Han transcurrido 12 semanas y no hay ni bono de desempleo, ni recortes al presupuesto redireccionados, ni ningún otro programa que rescate las microeconomías de esta entidad.

En este contexto resultan más que plausibles los esfuerzos que han hecho integrantes de la 60 Legislatura Local que habrían renunciado a sus dietas para donarlas en la distribución de despensas y apoyos, sin embargo ante el tamaño de la tragedia las medidas voluntarias resultan limitadas, pues de lo que se trata es de generar auténticas políticas públicas que en circunstancias de emergencia operen de manera automática y entren al rescate de los sectores más vulnerables y eso no se está logrando.

Por otro lado no puede dejar de mencionarse que esta pandemia hace emerger como nunca que las políticas de apoyo social implementadas a lo largo de los últimos cinco sexenios en Edomex, al ser utilizadas y diseñadas para la coacción electoral, no han servido de base para instrumentar acciones institucionales de gran alcance y de “tiro preciso” en un auténtico estado de emergencia como el que nos transcurre ahora, en el máximo pico de la emergencia. O si acaso eso es justo lo que se quería… transformar una tragedia en una oportunidad política, solo pongamos en la mesa lo que está haciendo Alfredo del Mazo con el agua en Ecatepec.

Al carecer de padrones técnicamente fiables, transparentes y completos para ubicar exactamente a quienes urgen de estos apoyos extraodinarios, la tarea resulta con otras complicaciones adicionales, pues en el Estado de México, como sabemos, los gobiernos priístas han construido padrones de “apoyo social”, con criterios pro-partido y político-electorales, lo que denota por otro lado que no han sido ociosas las históricas denuncias y quejas de diversos sectores y actores –sociales o políticos- sobre la falta de transparencia en los mecanismos utilizados para la distribución de “programas sociales” con trasfondo electorero.

Apenas hace 15 días el gobierno estatal público en gaceta de gobierno, un flaco y desorganizado programa para entregar microcréditos de cuatro mil pesos (si leyó bien, cuatro mil pesotes) bajo esquemas de “enrolamiento” que las propias opacas reglas del programa citan, para familias afectadas por la pandemia. De vergüenza ante los millonarios sueldos de los funcionarios de oro que tenemos en Edomex. Es tan de pena este programa que ni siquiera ha sido promocionado.

Por otro lado la cautela, lentitud, inacción o parálisis legislativa frente a la magnitud de los impactos cuyos alcances aún no podemos dimensionar, podría tener, como muchos ya advierten y en los corrillos se comienza a comentar en lo bajo, un trasfondo político. La coptación del PRI-gobierno de la mayoría de los diputados de Morena, podría bien explicar lo que para muchos ya es más que evidente (y es una pena). Como sea a los diputados se les agota el tiempo.

Hasta la próxima