El proceso electoral y el posible cambio de partido y de presidente en Estados Unidos, afectará de manera fundamental al fenómeno de migración hacia el país del norte. Será notable en lo que corresponde a los mexicanos y centroamericanos, que cruzan esa frontera en un promedio de un millón al año en la búsqueda de empleo mejor remunerado que en sus países de origen. Esta perspectiva se podría convertir en la primera crisis en las relaciones comerciales y diplomáticas entre EU, México y Centroamérica a partir de 2021.
En la administración de Donald Trump la represión para impedir el paso a territorio norteamericano fue violenta. Sólo se detuvo con la colaboración de diplomáticos mexicanos y con el apoyo 17 mil elementos de la Guardia Nacional Mexicana, hecho que provocó protestas notables tanto en la frontera norte del país como en la del sur, por donde se da un flujo natural de hondureños, guatemaltecos, salvadoreños y nicaragüenses, a los que se unieron migrantes de países africanos. En este freno migratorio influyó definitivamente la presencia de la pandemia del Covid 19.
Es de señalar que, en los últimos meses a partir de marzo, cuando la pandemia se empezó a manifestar por la vía de los contagios, ha habido diversas tensiones en los límites fronterizos, derivados del narcotráfico, de las relaciones comerciales de importaciones y exportaciones alimentarias; la exigencia por parte del gobierno de EU, del pago con agua de las presas mexicanas fronterizas, con base en el Convenio entre EU y México para el intercambio hidráulico, firmado desde 1944.
La migración de mexicanos a EU se viene presentando desde hace muchas décadas. Gran parte del desarrollo industrial, de la agricultura y otras actividades económicas importantes en el país del norte, se debe al trabajo intenso de los migrantes mexicanos. Así, el potencial económico e industrial y agrícola en particular, se debe al trabajo de los migrantes, como ha ocurrido en California, Texas, Arizona y otras muchas entidades de la Unión Americana.
Así, hay que reconocer que los migrantes mexicanos, en los inicios del siglo pasado, prácticamente todos eran trabajadores del campo. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, se incorporaron en otras actividades laborales. La prestación de sus servicios ya no era temporal, sino que pasaban gran parte del año en fuentes de trabajo permanentes, a lo cual correspondía un mejor ingreso.
Ha habido vaivenes en el proceso de migración, dependiendo de las condiciones económicas, fundamentalmente de parte de México, que reflejan aumentos en las migraciones de co-nacionales hacia el norte, como fueron los casos de crisis financieras en las décadas de 1980 y 1990, así como en la primera década del 2000.
Dentro del territorio mexicano, existen cerca de cinco millones de migrantes centroamericanos que prestan servicios temporales en las cosechas de café de estados como Chiapas, Veracruz y Oaxaca. O de hortalizas y frutas en Baja California, Sonora, Baja California Sur, Sinaloa y Colima. Muchos de ellos temporalmente cruzan la frontera para incorporarse en cuadrillas a las cosechas de hortalizas y legumbres en California y Arizona.
En los últimos años han sido notables las migraciones de hombres, mujeres y niños de los países centroamericanos con aspiraciones de instalarse en territorio de EU, debido a la pobreza, etapas recurrentes de violencia y por una circunstancia de falta de empleo por la terminación de proyectos norteamericanos de cultivo de frutas tropicales con destino final en la atención de demanda de la población de EU.
En la presente administración de Estados Unidos, familias que se incorporaron al sistema de migración, fueron tratadas de manera inhumana, al ser separados los niños de sus padres y ubicados incluso en corrales, como si fueran animalitos.
La pandemia de Coronavirus ha sido factor importante en la disminución de la migración. Así, en abril y mayo se tienen datos de que disminuyó el flujo, aunque se tiene la expectativa de que este fenómeno reincida en agosto, septiembre y octubre, frente a la necesidad de empleo e ingreso con resultados funestos, sobre todo para las familias de condición económica insegura o de plano de pobreza extrema.
Se ha anunciado que la economía mexicana disminuya en números jamás vistos en los últimos 50 años, hasta en un nivel cercano al 20 por ciento, con una caída vertical en el Producto Interno Bruto, de 10 puntos porcentuales. Todo ello, debido, por una parte, a la pandemia y, por otra, por malas políticas públicas del gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador.
Este gobierno da preferencia al chismorreo cotidiano relacionado con la corrupción, en lugar de trabajar de manera incansable que es lo que se espera de un presidente que abrigó grandes expectativas de trabajo y mejora económica de los mexicanos. Trabajo, trabajo y más trabajo, es lo que se requiere en un país, como México, donde más del 50 por ciento de sus habitantes (de un total de 127 millones de habitantes) se encuentran en una condición de pobreza, de los cuales 26 millones padecen pobreza extrema.
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