6 de noviembre de 2020
Mientras la Fiscalía General de la República (FGR) analiza fincar cargos contra Luis Videgaray Caso por la presunta comisión de diversos delitos durante el gobierno federal de Enrique Peña Nieto, en el Estado de México el exsecretario de Hacienda y Relaciones Exteriores, dejó su propio legado “neoliberal”.
Desde obras multimillonarias que transformaron a empresas comunes en grandes emporios, el uso discrecional de recursos públicos, el diseño de negocios familiares disfrazados de “programas sociales” y hasta ese estilo de “tecnócrata” acaudalado que se mueve en vuelos privados y gana sueldos estratosféricos, todo, absolutamente, lleva su marca. Y la de Enrique Peña Nieto, el hijo predilecto de Atlacomulco, también.
Casi inmediatamente después del arribo de su jefe a la gubernatura en septiembre del 2005 -precedido por el escándalo de corrupción en la compra de materiales electorales y de excesos en gastos publicitarios-, los negocios desde el poder público comenzaron de inmediato.
Uno de los primeros beneficiarios del arribo del joven gobernador del PRI, fue Carlos Hank Rhon, quien tras declinar su postulación en 2005 como precandidato del PRI a la gubernatura (en una simulada competencia interna con la que el tricolor intento evadir las críticas sexenales del “dedazo”), los Hank comenzaron a pasar factura. Directo al secretario de finanzas, claro.
En 2007 la firma Interacciones S.A. de C.V., del ex precandidato priísta Carlos Hank Rhon, recibió la asignación de millonarios contratos para asegurar la flota de vehículos oficiales, valores e inmuebles del gobierno mexiquense. Una investigación realizada por esta reportera para el Universal, permitió documentar la asignación de contratos por 78 millones de pesos, tan solo de 2005 (cuando arribó Peña Nieto a la gubernatura) a noviembre del 2007.
Las asignaciones de adjudicaciones directas casi siempre para la compra de seguros anuales o temporales, las realizó la secretaría de finanzas que lideraba Videgaray, y eso fue solo el comienzo.
En 2007 se lanzó el programa supuestamente “social” de alto impacto del gobierno nietopenñista denominado “Seguro Escolar” dirigido a estudiantes de nivel básico y se les regaló una póliza por si se accidentaban o morían en los salones, el recreo o en el trayecto a sus domicilios, nada que no pudieran cubrir la Cruz Roja, el botiquín escolar o la secretaria de salud.
Las pólizas que se entregaban en eventos masivos y altamente publicitados a nivel nacional, incluían trampas en “letras chiquitas” que aseguraron altas ganancias a la firma, pues en caso de muerte los seguros solo eran pagables -exclusivamente- a niños con doce años cumplidos. No más, no menos, y es justo a los doce años cuando los niños salen de las primarias. Es decir, los de primero a quinto grado de seis a 11 años, estaban automáticamente excluidos de este pago de 15 mil pesos que era el mayor en caso de muerte. De esta manera se garantizaron o cubrieron las regalías para la aseguradora de los Hank.
Aunque no hubo tragedias masivas escolares y las pólizas terminaban en la basura, por miles, lo que si hubo fue una replica de los programas en casi todo. Seguros para campesinos, seguros para amas de casa, seguros para casas y así se exportaría la formula años después a nivel nacional como una gran fórmula de “programa social”. Una fórmula que enriqueció a los grandes capitales financieros y no mejoró realmente las circunstancias de marginación de los más pobres, como lo muestran los indicadores de pobreza que durante el gobierno estatal de Peña Nieto no tuvieron mejoras.
Pero si de algo se recuerda aún a Luis Videgaray en el Estado de México, es del diseño de los contratos de los llamados Proyectos de Prestación de Servicios (PPSs) que implementó por primera vez en el Estado de México, lo que a la postre terminó por sobreendeudar a la entidad por 25 años más con un total de ocho proyectos adjudicados a la iniciativa privada.
La deuda contraída con la primera generación de los arrendamientos financieros según los proyectos originales, sumaría nueve mil 791 millones de pesos, aunque hubo posteriores ajustes en las obras, que fueron aumentando los costos.
Entre los beneficiarios de esta fórmula financiera “exitosa” implementada por el entonces secretario de finanzas resultó ser el compadre de Enrique Peña Nieto, Juan Armando Hinojosa Cantú, a quien desde entonces (entre 2005 y 2011) procuró con la adjudicación de diversas mega obras.
Entre los Proyectos de Prestación de Servicios (PPS´s) que se adjudicaron al empresario que regala “Casas Blancas”, estaban un hospital del ISSEMYM (de un total de dos, el de Toluca y el de Tlalnepantla), el primer gran proyecto de mantenimiento carretero adjudicado a una empresa en la historia local y al menos un libramiento.
En promedio y con motivo de estos PPS´s diseñados por Videgaray Caso, el Estado de México continúa pagando anualmente en promedio 2 mil millones de pesos anuales, de los cuales casi la mitad son para el compadre de Peña Nieto.
Si desea conocer más sobre los primeros “negocios” que realizó el gobierno de Enrique Peña Nieto siendo gobernador del Estado de México, con las empresas de su compadre Juan Armando Hinojosa Cantú, puede seguir este link:
https://docs.google.com/document/d/1T0HV51qJ7_sY-UyH7Hsa_2_COaUzNRBlzzIAd7HRCVQ/edit?usp=sharing
También durante el gobierno de Enrique Peña, se puso de moda dejar obras inconclusas como hongos dispersos en el territorio (Eruviel mejoró el concepto), ya que al irse y pese a lo cuantioso de estos proyectos, dejó varios PPs sin terminar. Se fue a conquistar México.
SER BONITO CUESTA
Si las obras de alto impacto cuestan, ser bonito mucho más.
Con Luis Videgaray a la cabeza también se elevaron los costos publicitarios del ejecutivo en turno. El objetivo era ponerlo de moda y lo logró. Si Arturo Montiel antes de irse enfrentó un duro choque con la izquierda local por sus famosos contratos con Televisa (por unos 400 millones de pesos), la profusa promoción en espectaculares, radio, televisión y revistas de corazón, de la imagen de Peña Nieto como gobernador, no tuvo parangón. Solo puede compararse con su primo, el actual gobernador Alfredo del Mazo, que en un año gastó el doble de eso, más de 800 millones de pesos.
Pero Peña Nieto fue el primero y para ello contó con un gran secretario de finanzas, quien autorizó gastos publicitarios durante todo el sexenio por casi mil millones de pesos.
En 2006 gastó en publicidad 56 millones 49 mil pesos; en 2007, 142 millones 644 mil 226 pesos; en 2008, 143 millones 382 mil 370 millones de pesos y 177 millones 546 mil 849 pesos más, en 2009.
Para 2010 promocionar la imagen de un Peña Nieto que ya se proyectaba para la presidencia de la República, tuvo un costo de 172 millones 304 mil 442 pesos (bajo la partida “Comunicación Pública y Fortalecimiento Informativo”) y otros 178 millones 825 mil 119 pesos en 2011.
En total gastaría 871 millones 752 mil seis pesos, en publicidad durante su sexenio. Su primo Alfredo del Mazo, gasta casi lo mismo pero por año en la era de la 4T.
EL ESTILO SÍ IMPORTA. LECCIONES DE TECNÓCRATA
Durante el gobierno estatal de Enrique Peña, la vieja fórmula impuesta por el priísta Carlos Hank González, de combinar los negocios y la política, subió a otro nivel con Luis Videgaray al cargo de los gastos de la casa, al disponer de presupuestos anuales que promediaron los 180 mil millones de pesos.
Por eso bajo su dirección, el parque aéreo del gobierno estatal se modernizó con la adquisición de siete nuevos helicópteros y aunque se anunció el remate de los más viejos que ya existían (doce en total), en realidad nunca se supo con certeza el número de aeronaves que se vendieron ni por qué montos..