Bettina Falcón Valerdi
Almoloya, Estado de México, 24 de enero de 2021.- El fenómeno feminicida en la entidad, se encuentra en niveles preocupantes y lo peor, es que aún con 18 Leyes estatales creadas para combatir la violencia de género; las alertas por violencia de género y por desaparición; las instituciones abocadas a la atención a la mujer y, los presupuestos destinados a combatir este flagelo, nada se ha podido revertir en esta materia.
De enero a octubre de 2020, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) contabilizó 777 feminicidios y un total de 3,161 mujeres asesinadas, un promedio de 10.5 víctimas diarias. Al respecto la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer detalló, que 119 de estos feminicidios se habían cometido en el Estado de México.
Es evidente que la forma de abordar este problema no ha sido eficaz y que las autoridades estatales como los diputados locales no le encuentran como se dice coloquialmente, “el hilo a la madeja”, lo cual se ejemplifica en el encuentro que sostuvieron los diputados locales con la senadora; Martha Guerrero, quien encabeza una comisión especial en el Senado de la República relativa a los feminicidios.
En esa ocasión (el 1 de noviembre), el diputado presidente de la Junta de Coordinación Política, Maurilio Hernández González, esperaba (así lo dijo en su discurso), que “de este encuentro surgirían propuestas viables y concretas para alcanzar el ideal del respeto a los derechos humanos y, sobre todo, el derecho a la vida”; pero la senadora le aclaró que apenas estaba iniciando en el Estado de México su recorrido por los diez estados del país que tienen los índices más altos de feminicidios, con el propósito de colaborar en la solución de este problema.
Aquí nos encontramos con que nuestros políticos locales presentan vacío manifiesto sobre el conocimiento de las causas sociales, económicas y culturales, lo cual no los hace culpables sino, desorientados respecto a qué camino deben recorrer.
En principio hay que aclarar que ningún ser humano por muy sabelotodo que sea, puede abarcar el estudio de un fenómeno tan complejo como lo es el acto feminicida y, en este caso, ni siquiera los 75 diputados locales junto con sus asesores lo podrían hacer, porque de acuerdo a diversos estudios, este acto violento es multifactorial.
Para ejemplificar la complejidad que representa, se ha tomado el estudio de campo realizado por el doctor en Sociología, Nelson Arteaga Botello* y la maestra en Estudios de Género, Jimena Valdés Figueroa**, en su obra “Contextos socioculturales de los feminicidios en el Estado de México: nuevas subjetividades femeninas” publicado en 2009 donde se analizaron 105 actas de defunción proporcionadas por la entonces Procuraduría del Estado de México entre los años 2006 y 2007.
“El artículo considera que la violencia homicida contra las mujeres en el Estado de México, responde a procesos de desafiliación social en las esferas de vida de víctimas y victimarios. Dichos procesos obstaculizan la generación de recursos materiales y simbólicos en hombres y mujeres para enfrentar las reconfiguraciones de su subjetividad. La violencia homicida contra las mujeres es una respuesta al resquebrajamiento del modelo hegemónico de feminidad y masculinidad. De esta forma, los llamados "feminicidas" se comprenden como sujetos de acción en una serie de procesos de cambio y transformación social y no como meros "dementes" o salvajes desquiciados”.
Los autores recomiendan que el feminicidio “debe ser analizado en el contexto de los entramados sociales y en el proceso cada vez más profundo de construcción de una subjetividad femenina (una construcción de sí)”, lo cual se refiere al cambio de la mujer cuando pasa de ser tratada como un objeto, a ejercer como un sujeto en todos los ámbitos.
Por ello explican que “en la actualidad, este tipo de acontecimientos son resultado de los reacomodos originados por una mayor participación femenina en espacios de poder que anteriormente eran exclusivamente masculinos…” lo cual “irrumpe en las formas tradicionales a través de las cuales hombres y mujeres se relacionan, y funciona como un detonador que explicaría en gran parte el incremento de la violencia contra las mujeres.”
De ahí que expliquen que “De esta forma, los feminicidios, y la violencia que los acompaña, no son sólo la expresión de una crisis social, económica o de valores, sino una respuesta al proceso de construcción de las mujeres como sujetos” y por ello consideraron que “El feminicidio no se entiende fuera de su contexto histórico”.
Porque “si a mediados del siglo pasado tenía como fin reproducir la estructura de relaciones de género dominantes, en la actualidad pareciera expresar la necesidad de eliminar la capacidad de las mujeres de convertirse en sujetos…De esta forma, el feminicidio pretende más bien lo imposible: restaurar los resquebrajados valores y normas que sustentan las relaciones entre las mujeres y los hombres”
Pero como no es posible estandarizar las relaciones entre mujeres y hombres, como lo explicó el doctor en Filosofía por la Universidad de San Marcos, Lepoldo Chiappo (1924-2010), en su obra “El Animal profundo: perfil psicológico del hombre”* con la siguiente cita: “bien lo decía el zagas y sabio jesuita español del siglo XVII Baltazar Gracián… “Visto un león, están vistos todos y vista una oveja, todas, pero visto un hombre, no está visto sino uno y aún ese no bien conocido”.
Porque sostiene que “la especie humana se caracteriza por la variedad de los que la integran” por ello, “trazar un perfil psicológico de un hombre… sí, pero ¿Cuál de los perfiles?...” y puntualiza que “precisamente lo que caracteriza al hombre como especie y lo hace diferente a las demás especies animales, es la enorme variedad diferencial entre los individuos y, entre los grupos que forman la especie humana”.
Es importante que quienes se interesan en resolver el problema feminicida en la entidad, tomen en cuenta que “no se puede hablar de estímulo-reacción… sino de situación- respuesta… porque los hombres suelen vivir en los estrechos círculos de vida limitados a sus afanes, temores, ambiciones y pasiones egocéntricas, los cuales recortan el horizonte amplio universal… en la medida de sus alcances mentales e intereses subjetivos” como lo explica el especialista en comento.
De ahí que la recomendación para los encargados de las políticas públicas es que tropicalicen los Tanques Pensantes (think tank), que funcionan en los Estados Unidos desde la década de los 60 y que han sido replicados prácticamente en todos los países del primer mundo y algunos latinoamericanos, donde la investigación de académicos de distintas disciplinas, sirve como laboratorio para gestar ideas y mecanismos para los grupos de interés.
Su trabajo opera fuera del proceso político formal, en su mayoría porque son financiados por fundaciones o empresas privadas, ya que en gran número están enfocados a las áreas de la economía y el mercado, no obstante también los hay especializados en educación, salud, economía, delincuencia, pensiones, vivienda, energía, privatizaciones, planificación urbana, defensa, impuestos, gasto social o cultura.
Tropicalizar este “mercado de ideas”, de soluciones frescas, creativas, independientes y con gran amplitud de miras, permitiría, sobre todo a los legisladores, contar con muchas cabezas pensantes que resultan necesarias para analizar el problema feminicida de raíz. Porque la raíz del problema está en la motivación que impulsa al feminicida, pero como esta motivación es multifactorial, requiere para entenderse, abordarla y solucionarla de un amplio sector de pensadores analizando el fenómeno desde distintas perspectivas.
En este ejercicio las universidades públicas podrían a manera de retribución social, organizar a sus especialistas más destacados como tanques pensantes, con la finalidad de diseñar políticas públicas efectivas para la erradicación del feminicidio, porque hasta el momento ni las instituciones, ni los recursos, ni las alertas, ni las leyes han podido resolver este flagelo, ya que solo atacan la consecuencia, no el origen.
*Doctor en sociología por la Universidad de Alicante, España. Profesor–investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de México. Temas de especialización: violencia social, seguridad y dispositivos de vigilancia.
**Maestra en Estudios de género por El Colegio de México, México. Profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de México. Asesora de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres. Temas de especialización: estudios de género.