27 de enero de 2021
La inmovilidad resulta aburrida para este joven de 18 años que no obstante el riesgo en las calles de contraer cierto virus, prefiere salir y explorar México para buscarle mercado a su trabajo, pulseras que él mismo elabora a base de anudar hilos de macramé, lo que le permite cubrir sus gastos de alimentación, materia prima y estancia, así sea en la segunda cuidad con más personas fallecidas y la tercera con más contagios por covid-19 en el Estado de México, algo que Alex desconoce por completo y que por ser migrante, bien podría costarle la vida.
Por si fuera poco, detrás de esta arriesgada errancia existe otra historia, una que une tres destinos: ser migrante interno, indígena y pobre.
Alejandro Cárdenas es uno de tantos jóvenes que a causa de la pandemia se quedó fuera de la preparatoria, el nivel académico que cursaba cuando en marzo del 2020 se declaró la emergencia por la pandemia causada por el virus del SARS-CoV-2. Por ello y ante la falta de ingresos de sus padres para adoptar la nueva modalidad de estudios a distancia -lo que implicaba adquirir equipo de cómputo, servicio de internet y tener acceso regular a la energía, en un pueblo sin este servicio-, más bien su familia lo empujo a “aprovechar mejor el tiempo” y a ponerse a trabajar.
Entrevistado en el resquicio de una casona de las que todavía quedan en el centro de la capital mexiquense, reconoció que “buscarse la vida”, a pesar del temor inicial, le resultó más sencillo de lo que pensaba, sobre todo porque ya sabía tejer pulseras y lo único que hizo fue buscar la manera de aumentar su producción, embellecerlas y buscarles comercio.
Tanto le gusta tejer pulseras, que Alejandro ha creado toda una rutina alrededor de su producto, el cual exhibe y ofrece de mano en mano, cuando en los lugares que considera su “puesto laboral”, no logra vender nada. Todos los días se levanta antes de las 7:00 horas, para alistarse al “trabajo”, lo que incluye un baño, un desayuno rápido -cuando hay-, alistar la mercancía y salir a las 8:00 de la mañana a su primer punto de venta, donde permanece hasta cierta hora, para luego dirigirse a otro, y a otro y a otro, así hasta completar su jornada completa.
Si no ha vendido nada este joven artesano y migrante interno, no entra en pánico, simplemente comienza a moverse hacia otros sitios donde sabe que puede tener acceso a la gente, sin ser perseguido por los terroríficos inspectores del gobierno de derecha, disfrazado de izquierda, que hoy gobierna la capital.
“Soy originario de Tlamacazapa, Guerrero, pero me gustó Toluca, es bonita. También he estado en Puebla, Ixtapan, Acapulco y otros lados de Guerrero “, aseguró Alejandro, al reconocer que ya le perdió el miedo a andar de una ciudad a otra, mientras sus padres, allá en su pueblo, esperan por noticias de él y por el escaso recurso que les puede enviar, ya sea a través de otros conocidos o cuando logra reunir muchos más para pagar el viaje.
Oriundo de una de las localidades indígenas con mayor rezago social y marginación de Taxco, Guerrero, si no es que la número uno, donde las familias carecen de agua potable, electricidad, drenaje, y en su mayoría donde el piso de las casas es de tierra y cuentan tan con un solo cuarto para dormir (según el último informe anual de pobreza y rezago social realizado por el CONEVAL), Alejandro reconoció que la errancia le ha permitido sobrellevar el impacto económico de la pandemia en su comunidad.
Sin embargo no ha sido sencillo, recién su abuelo se contagió de covid, pero afortunadamente libró la cuarentena a pesar de ser población de riesgo, según detalló.
“Mi abuelito se enfermó, y siento que ya lleva mucho tiempo está pandemia, pero ahí está junto con mi papá, mi mamá, y mis hermanas”.
El optimismo de Alejandro no lo librará no obstante de un panorama que resulta desalentador para los grupos más vulnerables frente a la pandemia.
Juan Gabino González Becerril, experto en migraciones de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex), reconoció que la desigualdad y la discriminación que sufren integrantes de grupos étnicos o comunidades indígenas que emigraron a otros países o ciudades -en el caso de la migración interna-, se han exacerbado durante los casi once meses desde que se declaró la pandemia por el SARS-CoV-2.
Destacó que no solo los migrantes mexicanos radicados en Estados Unidos, sino los que están en otros países del mundo e incluso los migrantes internos, enfrentan en estos momentos condiciones de vulnerabilidad y alto riesgo, incluso de morir, dado que se trata de un grupo históricamente marginado de los servicios de salud.
Uno de los mayores riesgos en estos momentos para los migrantes, ya sean internos o internacionales, radica en la posibilidad de que “no reciban la nueva vacuna” y que en caso de que enfermen no sean recibidos en los hospitales…
Alejandro, el artesano guerrerense, desconoce que Toluca, al cierre de esta nota, se mantenía en el segundo lugar con más personas fallecidas por Covid-19 (mil 490 defunciones) y en tercer sitio con mayor número de contagios, un total de mil 490 para la noche de este miércoles, solo debajo de los municipios metropolitanos de Ecatepec y Nezahualcóyotl (17 mil 916 y 13 mil 256, respectivamente).
EL VIRUS DE LA DESIGUALDAD
Aunque no existen cifras definitivas en México ni el mundo sobre los impactos de la pandemia en las poblaciones indígenas a nivel económico y social, estudios recientes de la ONU y organizaciones internacionales como OXFAM, alertaron recientemente que “las mil mayores fortunas del mundo, han recuperado su nivel de riqueza previo a la pandemia, mientras que “para las personas en mayor situación de pobreza, esta recuperación podría tardar más de una década en llegar”.
Las conclusiones de OXFAM en su informe “El virus de la desigualdad”, advierte sobre una profundización de los niveles de pobreza que ya existían en el mundo hasta antes de la pandemia, en grupos particularmente ya empobrecidos.
Por eso sin duda Alejandro forma parte de los colectivos sobre los que se cierne un futuro sin futuro.
Algunos de los más famosos economistas entrevistados por Oxfam para su informe “El Virus de la Desigualdad”, coincidieron que algunos colectivos como las mujeres rurales, las poblaciones indígenas y los migrantes, corren mayor riesgo de empobrecimiento adicional, con motivo de la pandemia, su inmovilidad social e impactos económicos.
“La pandemia ha afectado en mucha mayor medida a las personas en situación de pobreza que a los ricos, y ha tenido consecuencias especialmente graves para las mujeres, las personas negras y afrodescendientes, los Pueblos Indígenas, y las comunidades históricamente excluidas y oprimidas en todo el mundo.
Si usted ve a Alejandro caminando mientras carga un colgante de madera lleno de pulseras llamativas por el centro de Toluca o en la zona de la Terminal, puede apoyarlo comprándole alguna, para así brindarle un poco de tranquilidad a la economía de su bolsillo y de su familia que lo espera en Guerrero.
Víctor Jiménez y Ma. Teresa Montaño