Las estrategias de campaña son solo eso, “estrategias” no son actos de gobierno

Almoloya de Juárez, Estado de México, 5 de mayo de 2021.- Cuando el actual gobierno de la República inició su cuarta transformación con la desaparición de varias instituciones que protegían a sectores vulnerables de la sociedad, emprendió también la descalificación de las críticas que desde diversos sectores se empezaron a escuchar en contra de su administración.

Esto es entendible porque, nadie mejor que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador conoce lo devastador que puede ser para un gobierno en funciones “ese tipo de críticas”, si no, que le pregunten a Vicente Fox; Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, cuántos puntos de popularidad perdieron porque AMLO desde la oposición, los tundía diariamente con cuestionamientos y críticas dirigidas a todos sus actos de gobierno.

Fue más que evidente que gracias a ese ejercicio de criticar a los gobiernos de forma cotidiana, incansable y reiterativa, López Obrador logró ganar la presidencia de la República en 2018 con un enorme apoyo popular, toda vez que la ciudadanía por primera vez escuchó a un líder social vociferar, gritar y denunciar por todo el territorio nacional las necesidades más sentidas de la mayoría de los mexicanos, que los gobiernos que le precedieron no atendieron de manera eficaz.

El problema que ahora enfrenta López Obrador es que en la práctica su preocupación por las carencias sociales de los mexicanos fue tan solo “una estrategia” para llegar al poder, no un compromiso real para revertir las desigualdades, y ante las críticas a su falta de cumplimiento, ha generado otras “estrategias” como decir que sus críticos en el pasado “callaron como momias”.

De ahí que en las redes repitan sus seguidores y bots de forma reiterada: “Quebraron Pemex y nadie dijo nada; quebraron CFE y nadie dijo nada; endeudaron al país y nadie dijo nada; saquearon las arcas y nadie dijo nada; hicieron de la pobreza un modelo perfecto para quedarse en el poder y nadie dijo nada” o que las críticas sobre el lamentable accidente en la Línea 12 del Metro de la CDMEX, sean interpretadas como “lucrar con el dolor y la desgracia ajena” cuando lo que se pregunta es: ¿de quién es la responsabilidad de esta tragedia?

Todas estas afirmaciones están mal planteadas porque López Obrador sí dijo fuerte y claro, en todo momento durante 18 años lo que estaba mal, y una gran mayoría lo escuchó a tal grado que en las urnas recibió 30.11 millones de votos. Ahora AMLO desde el poder no tiene forma de dar una respuesta que conquiste nuevamente a la ciudadanía como sucedió en su campaña a la presidencia.

Hoy comprueba que en el pecado lleva la penitencia y al parecer, no aprendió de la experiencia del ex presidente Vicente Fox Quezada a quien la estrategia de ser dicharachero, mal hablado e irrespetuoso con el poder en turno, le permitió sacar al PRI de Los Pinos en el año 2000, pues como candidato generó en la población una gran expectativa de cambio, mismo que simplemente como presidente de la República, no supo concretar.

Y así como López Obrador aprendió del panista Fox a gritar por todo el país lo que desgastara al gobierno en turno, ahora la oposición está poniendo en práctica la crítica cotidiana a todos los cambios que afectan a niños con cáncer; mujeres trabajadoras; campesinos; personal médico; etc., etc.

Se podría decir que a lección dada, lección aprendida y por el momento, nada podrá hacer al respecto el presidente que se dice el más atacado de la historia, hasta que aparezca un político que innove en la estrategia de decirle al pueblo lo que quiere oír y que a la vez, sepa cómo cumplir las expectativas cuando sea gobierno.