Desde el retiro

Desde los tiempos más remotos de la existencia sobre la Tierra, el ser humano ha vivido rodeado de múltiples riesgos, imputables, gran parte de ellos, a las fuerzas de la Naturaleza; lluvias torrenciales, grandes heladas, erupciones volcánicas, maremotos y terremotos, han constituido el azote de los pueblos en todas las latitudes.

La incertidumbre, y la inseguridad, han rodeado al ser humano desde los tiempos prehistóricos y le han llevado a buscar protección frente a esos fenómenos de la Naturaleza. En un orden metafísico, la impotencia entre esos grandes riesgos constituye el origen de numerosas creencias; la amenaza de la muerte, el recelo de lo que traerá consigo el futuro... han sido las bases sobre las que se han sustentado todas las religiones.

La lucha por la supervivencia ha obligado al ser humano a enfrentarse con el mundo vegetal, con el mundo animal, y con enfermedades de su entorno; también, cómo no, con su propia especie. A lo largo de los siglos, guerras, grandes epidemias, fanatismos religiosos, políticos y sociales, incendios, naufragios... han acompañado a los riesgos propios de la Naturaleza en su condición de azotes del ser humano.

Considerados como ‘tradicionales’, estos riesgos resultan inherentes a la era agrícola, dentro de la evolución histórica del ser humano, quien, a través de los siglos, ha ido desarrollando medidas de protección proporcionadas a esos riesgos.

En el siglo XIX, la aparición de los procesos industriales, y el consecuente desarrollo tecnológico, produjeron un nuevo universo de riesgos. La máquina de vapor y el motor de explosión, entre otras creaciones, transformaron profundamente los procesos fabriles, la maquinaria bélica y, en definitiva, la vida del ser humano, que entraba, así, en la denominada era industrial.

Paralelamente, la necesidad de protección frente a los nuevos riesgos evoluciona, pero lentamente y sin una conciencia clara de la precisión de seguridad; se hacen cosas para evitar, o paliar, los efectos de los riesgos, pero no se considera que sean acciones de Seguridad, sino actos puntuales ante amenazas que se quiere creer que van a ser pasajeras.

La evolución de la tecnología, en el pasado siglo, tiene en el desarrollo prodigioso de la Información a uno de sus más altos exponentes. El volumen de datos que procesan hoy las empresas, las instituciones y las personas, hubiera sido impensable hace tan sólo unas décadas. Los medios de comunicación de mediados del siglo XX se ven hoy absolutamente superados por los contenidos de Internet... Cualquiera de las computadoras creadas hace diez años resulta pequeña frente a la potencia de un equipo personal fabricado el mes pasado.

Así, creció de forma imparable el número de satélites y de centrales digitales de alta tecnología, que procesan las comunicaciones telefónicas. Proliferó el empleo de plataformas digitales, teléfonos portátiles, servicios de mensajería instantánea, Fotocopiadoras, contestadores inteligentes y auxiliares inteligentes de voz y datos... todos esos instrumentos que cualquier ser humano de la época actual considera como elementales pero que, en 1980, no eran tan cotidianos; por lo menos, para la gran mayoría.

En definitiva, la trascendencia y la necesidad de la Información en la sociedad moderna la convierten en uno de los bienes más importantes, tanto para el mundo empresarial como para las áreas política, social, económica, cultural e, incluso, personal. Una era post-industrial se abre en los umbrales del siglo XXI; esa era está caracterizada por el predominio de la Información y la Comunicación y por el desarrollo imparable de los avances tecnológicos de los procesos productivos.

Se produce, consecuentemente, un extraordinario incremento de los riesgos, ya que a las amenazas Tradicionales y de la Naturaleza, se agregan las inherentes al prodigioso desarrollo de la tecnología, las Derivadas de la información y las comunicaciones y el incremento cuantitativo y cualitativo de la delincuencia, resultante de los profundos desequilibrios sociales.

Este universo actual de riesgos requiere unos principios de seguridad con unas bases proporcionales a la Gravedad potencial que comportan; esto se va a traducir en la aplicación de un nuevo concepto de Seguridad: la Seguridad Integral.

Es así que el panorama se pinta bastante desolador pues estamos ante la creciente de una generación solitaria y poco empática, pobre en herramientas para enfrentar la vida y proclive al deterioro cognitivo y a la ausencia de pensamiento crítico, es por ello que se hace imprescindible replantear la estrategia educativa en toda la américa latina, donde se garantice un modelo de educación híbrido, mixto o como quiera llamarse donde se vuelva a retar intelectualmente a jóvenes y niños, donde se pondere la enseñanza de valores y esencialmente también una reeducación de los padres, para hacer entender que un padre no es un subordinado de un hijo, tampoco un amigo sino el formador de un ser humano que debe entregar a la sociedad a un hombre o mujer, pensante, libre y feliz.

Aunado a lo anterior, tenemos hoy en día la subsistencia de Cuerpos Preventivos de Seguridad Pública o Policías en sus tres ámbitos del Gobierno que se enfrentan con espantosa pasmosidad a un mundo que ha cambiado y cuyas herramientas para la prestación de sus servicios no han sido actualizadas y no es referirse a equipamiento o armamento sino a planes y programas de estudio acordes a las nuevas realidades que vivimos.

Es indispensable pensar que un Cuerpo Uniformado no deba tolerar que su personal use el cabello largo, o porte prendas ajenas a su uniforme y esto no es un capricho sino simplemente un factor denominado disciplina que se otorga con la uniformidad de sus miembros. Asimismo la actualización de los Programas Generales de Carrera Policial se vuelve una necesidad básica para que la Fuerza Operativa entienda y atienda sus deberes y obligaciones. El hecho de tener programas con más de 15 años de existencia ha mermado la aplicación de protocolos eficientes y efectivos para una Policía Uniformada.

Asimismo con los Cuerpos Privados de Seguridad, los cuales enfrentan una dura realidad que es por una parte ser empresas sostenibles, ser fuente de empleo para familias y contribuir a garantizar el orden y la paz, Sin embargo enfrentan graves problemáticas y es que por cada empresa registrada que cumple con todo lo requerido por el Marco Normativo aplicable, existen 4 o más que son las denominadas no registradas o patito, que brindan servicios deficientes que no cuentan con registro alguno y cuya responsabilidad no se ve tutelada por autoridad alguna. Esto constituye que el gremio privado de la seguridad sea mal visto en general.

Cabe hacer del conocimiento de los amables lectores que para que una empresa obtenga el Registro de la Autoridad Correspondiente, debe cumplir con 64 requisitos y atender por lo menos 122 actividades en promedio que la lleven a esta autorización, aunado a que el personal que Dirige, Opera y Ejecuta estas tareas son hombres y mujeres con compromisos solidos en la moral, la ética y el respeto al orden jurídico.

Por ello es recomendable que al hacer uso de una empresa privada de seguridad el potencial cliente verifique que esta cuenta con la Autorización correspondiente ya sea Federal o Estatal de la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana o de la Secretaria de Seguridad del Estado donde opere, asimismo que tenga el Registro como Empresa Prestadora de Servicios Especializados de la Secretaria del Trabajo. Lo que garantiza y permite tener una certeza de que alguien responde por el servicio contratado.

Volviendo al punto de la Seguridad Pública Preventiva urge regresar a los modelos de policía de proximidad, donde el elemento operativo de seguridad se identifique con su barrio o colonia siendo de esta manera un agente de cumplimiento de la ley con respaldo de la sociedad civil, No un ente ajeno en un automotor. Retomar prácticas de Vigilantes Voluntarios registrados como grupos de apoyo ciudadano. Profesionalizar a las Fuerzas de Tarea en situaciones de intervención, fortalecer la cadena de mando, creando esquemas de Policía de Carrera a través de Mecanismos de Ascensos y Recompensas, que blinden que el Mando Policial no sea una decisión política, sino que quien detente el cargo tenga evaluaciones de oposición y concurso. Con ello se combatirán dos grandes problemáticas 1. No tener Mandos improvisados que no tienen idea de la operación policial y 2. Que la Fuerza Operativa este motivada pues sabe que dependiendo de su actuar y bajo un marco claro tendrá oportunidad de ascender y permanecer en su Corporación, sin importar los colores que gobiernen la demarcación territorial donde se preste el servicio.

Globalmente la percepción de inseguridad en el país y en el mundo se encuentra sumamente alta pues a dos años de iniciada la pandemia originada por el Virus SARS Cov 2, causante del Covid 19, se han perdido empleos, quebrado negocios, incrementando la deserción escolar y el aumento de personas en situación de adicción a sustancias legales e ilegales nos coloca en el escenario de fortalecer los mecanismos preventivos de seguridad más que los reactivos.

Propuestas de solución hay muchas sin embargo solo la autoridad (legislativa y ejecutiva),podrá generar cambios de peso y fondo que tenga impactos positivos en la sociedad mexicana.

Un favor. Abracen fuerte a los suyos.

alex.cen79@gmail.com