El pasado 1 de septiembre, la Sexagésima Legislatura Federal inicio su tercer y último año de ejercicio de una forma singular y atropellada. Lo anterior, derivado de un problema entre panistas, ya que en el Senado el PRI apoyó la elección de Ernesto Cordero como nuevo Presidente de la Cámara Alta, contrario a los intereses del Presidente del PAN, Ricardo Anaya quien impulsaba a las Senadoras Laura Rojas y Adriana Dávila para dicha posición.

Con el argumento de no respetar los acuerdos, el coordinador de Acción Nacional en la cámara baja, Marco Cortés, desafió al PRI y sus aliados poniendo como pretexto el pase automático del Fiscal General de la República, que si bien es cierto que la oposición se manifestó en contra de esta disposición, el PAN logró consensos con PRD, MORENA y MC para no instalar la mesa de la Cámara de Diputados hasta que no hubiera la certeza de bajar a Raúl Cervantes, el actual Procurador.

Pero la historia tiene un origen claro, y es un problema real entre panistas por lograr la candidatura por la presidencia de la república. Por un lado, Ricardo Anaya quien ha sido blanco de acusaciones de enriquecimiento inexplicable, buscó a toda costa liderar los trabajos del Senado a través de sus allegadas en año electoral, mantener su postura crítica hacia el gobierno y sostener la interlocución directa de Marko Cortés en la cámara de diputados para lograr la candidatura presidencial por su partido.

Pero la estrategia de Anaya se vio arruinada en el momento en el que el PRI decidió apoyar a Cordero al frente del Senado, quien pertenece al grupo que apoya las aspiraciones de Margarita Zavala, quien también busca la candidatura a la presidencia de la república. En todo caso, la estrategia quizá no haya sido propia de Acción Nacional sino del propio PRI para lograr un rompimiento de grupos al interior del PAN en su clara estrategia de integración al Frente Ciudadano por México, que por cierto, se registró formalmente el martes 5 de septiembre.

Tal parece que el asunto de Raúl Cervantes quedo como un argumento secundario y que al final logro su objetivo, al no permitir el pase automático, no solo por las negociaciones entre los grupos parlamentarios, sino por el descrédito que tuvo en la opinión pública por el famoso Ferrari emplacado en Morelos.

Con todo este escenario de por medio, iniciaron los trabajos de la Legislatura Federal con la recepción del quinto informe de gobierno del Ejecutivo Federal y posteriormente, la recepción del Paquete Económico para el 2018. El primero, tendrá que someterse a la Glosa a través de comparecencias de funcionarios y el segundo, al análisis, discusión y dictaminación.

Se acercan tiempos de furia en el congreso, ya que en pleno año electoral los grupos parlamentarios querrán posicionarse mejor ante la sociedad, endurecer su postura frente al gobierno, continuar la crítica hacia los magos resultados obtenidos y forzar las negociaciones al límite.

Por su parte, el gobierno hará hasta lo imposible por permear en la sociedad su lucha contra el crimen y la violencia, la pobreza, la corrupción y la impunidad, etc., sus grandes logros a través de spots publicitarios que solo hacen ver a un presidente que actúa en un mundo totalmente distinto a la realidad que vive México.

Lo realmente interesante es lo que viene, un PRI dispuesto a todo por mantenerse en el poder; a MORENA, en una lucha frontal hacia el gobierno y sus aliados; y, a un PAN, PRD y MC por primera vez juntos pero sin identidad. El congreso federal será el primer termómetro electoral del 2018, vale la pena un seguimiento puntual sobre este, para saber cuál estrategia fue la mejor planteada.