DIVERGENTE

27 de marzo de 2022


Me sigue preocupando –estimado lector- el radicalismo creciente del bloque conservador que podría desembocar la formación de grupos paramilitares supremacistas que comenzarían a moverse en las sombras y conforme ganen adeptos, podrían salir a la luz.

En la medida en que los actores visibles actuales como líderes de partido, empresarios, ONG´s financiadas por el gobierno estadounidense, intelectuales de derecha, periodistas y políticos en general de ese corte, entre otros, consigan mermar el movimiento progresista, en esa medida serán más radicales hasta llegar a la violencia.

Ejemplos en el mundo sobran agrupaciones fascistas de ultraderecha que promueven la supremacía racial –con todo lo que representa-. Reclaman a sangre y fuego derechos territoriales, de raza, de clase y religión.

A principios del año 2000 el conocido periodista Álvaro Delgado nos advertía en su libro “El Yunque la ultraderecha en el poder”, como una agrupación que había permanecido en las sombras de pronto se hacía de la Presidencia de México trayendo a sus más radicales personajes del momento, comenzando por el secretario del Trabajo y después de Gobernación, Carlos María Abascal Carranza, ahora finado.

Este fanático católico era hijo de uno de los fundadores del movimiento cristero Salvador Abascal Infante y especialmente de la Unión Nacional Sinarquista, sí, esa agrupación fascista –con tendencia nazi- que se oponía al gobierno del general Lázaro Cárdenas del Río.

Tuvo 11 hijos, algunos con más o menos presencia en la vida pública que otros, pero todos radicales: actualmente Juan Bosco Abascal Carranza se distingue por ser uno de los ideólogos de la derecha y por alimentar el odio hacia la izquierda. Al que escribe lo condenó al fuego eterno del infierno tras algunas discusiones.

Siempre en las sombras el Yuque creció como un cáncer en México y se expandió a otros países de América como Chile, Argentina y Brasil, incluso se extendió hasta España para hermanarse o crear a al partido supremacista Vox. Fue tal el escándalo que en 2010 la Catedral de Toledo ordenó hacer un estudio para conocer la penetración de esta agrupación con resultados y testimonios sorprendentes por el grado de adoctrinamiento e infiltración en estructuras religiosas y políticas.

También en las sombras crecen en México otras agrupaciones neonazis –sí, por increíble que parezca porque sus miembros no son arios o eslavos precisamente, sino mestizos de piel morena y uno que otro güero de rancho-.

Una fuente que conocí en la CDMX me mostró una conversación en la que estos retrógrados personajes aseguraban que nuestro país necesita ser colonizado culturalmente para eliminar la cultura indígena por completo, porque incluso es parte de la evolución.

Anoté rápidamente un párrafo de la conversación: “Las minorías que hay que desaparecer son las progres. Esas si son un cáncer que nada aportan a nuestro país ni a nuestra identidad mexicana”.

En este grupo privado mexicanos nacidos pueblos de distintos lugares del país, exaltan la figura de Adolfo Hitler, debaten y presentan argumentos engañosos con el fin de recuperar sus enseñanzas, teniendo como libro de cabecera “Mein Kampf” Mi Lucha, del derrotado dictador alemán.

Varios historiadores serios –académicos, no engañatontos como Martín Moreno o Krauze- advierten que se están haciendo más visibles estos grupos y creciendo su presencia , especialmente con la popularización de las redes sociales.

Uno en especial precisó que sitios como “Tercer Imperio Mexicano” o “Maximiliano de Habsburgo” en Facebook son un nodo de ideas radicales violentas en donde se llama al odio e incluso a cometer magnicidios.

Hace algunos meses en mi canal de youtube “Divergente TS” dediqué un programa a estos sitios y al autonombrado “Partido Imperialista Mexicano”, que según sus promotores, está teniendo representaciones en diversas ciudades del país: igualmente con posturas conservadores del Siglo XIX, en las que incluso ya ubicaron al descendiente de Iturbide y ahora quieren traerlo como monarca de México.

El amable lector pensará que esto es una locura y que es imposible que esto esté sucediendo: siento decirle que mientras lo niega estos oscuros sujetos exacerban el fanatismo sobre mexicanos incautos que terminarán sumándose a sus filas.

Regresando al inicio cuando vemos que este tipo de movimientos salieron de las sombras para tomar las armas e iniciar una campaña de limpieza étnica y terror, por ejemplo, en el territorio del Donbass que era parte de Ucrania, como lo hace el Batallón Azov, uno de tantos que estuvieron ocultos décadas atrás y que al menos desde 2013 asomaron para tomar el poder en ese país que en este momento sostiene un conflicto armado con Rusia.

Este y otros grupos crecieron en Ucrania ante los ojos del mundo, con medios de comunicación que informaron de manera parcial o no lo hicieron, mientras la población del Donbass identificada como rusa era eliminada.

Grupos similares hay en todas las regiones del mundo y México no escapa a esa realidad. Si no hemos llegado a esos extremismos es gracias a la alta popularidad que tiene el presidente López Obrador y a que los conservadores viven su peor momento, pero en la medida que se revierta esa tendencia podríamos llegar a escenarios de violencia que ningún mexicano bien nacido quiere ver.

Gracias por su atención estimado lector, me puede seguir también en mis redes sociales Divergente TS y Divergente Mex, así como en Twitter @ismasan7