08 de marzo del 2023

Hace mucho tiempo, casi desde que la sociedad se perdió en los laberintos de sus propios deseos, las personas dejaron de sentirse merecedoras de estima y de amor. La idea de ternura se convirtió en cliché y fue pisoteada por el patriarcado, condenada a las atribuciones banales propias del sentimentalismo telenovelero, y relacionada sin reparo a la feminidad.

A propósito del Día Internacional de la Mujer me sumo a la reivindicación de la palabra ternura como una virtud que está pidiendo ser recuperada entre una sociedad casada entrañablemente con la violencia, con el egoísmo y con el consumo rapaz.

Petra Kelly, ideóloga alemana y legisladora importantísima recuperó el término ternura como una forma de trato entre el ser humano con sus pares y con el ambiente. Esta idea es la base de su revolución como pionera del ecologismo feminista.

Lo interesante es que la activista llevó esta postura al congreso alemán en donde ella fue legisladora. Esa propuesta suena descabellada para un sistema negado a las emociones, pero esclavizado a ellas.

Este ingrediente social, consideraba Kelly, va de la mano con un cambio de conciencia entre la necesidad de pensar globalmente y actuar localmente. Los gobiernos tienen su labor y corresponde a la ciudadanía hacerle valer el cumplimiento cabal de sus funciones.

Al mismo tiempo, esa ciudadanía, desde lo individual, debe recuperar su autarquía y aceptar y ejercer su función política dentro de su sociedad. Luego de reconocerse capaz de ser autárquico, el individuo requiere modificar su moneda de cambio en sus relaciones personales. Pasar de una dádiva material a una amorosa, como la ternura.

Kelly consideraba que los humanos y el resto de los seres vivos son, en su conjunto, merecedores de amor, y en consecuencia de ternura, y ello significa, respeto. Esto es feminismo, esto es ecologismo.

Desde que Francoise D’eaubonne (Francia, 1920-2005) acuñó el término ecofeminismo, la participación de la mujer en actividades ambientales en el mundo ha ido en aumento y continúa avanzando sobre hombros de gigantas como Rachel Carson (Estados Unidos), Vandana Shiva (India), Alicia Puleo (Argentina), y por supuesto de Petra Kelly, entre muchas otras.

Sin embargo, el cambio climático está avanzando más rápido junto con el sistema económico en cuya punta de la pirámide no se ubican los seres vivos, ni siquiera los seres humanos, sino más bien el dinero y los bienes; los deseos de las personas gravitan en la cúspide de intereses a salvaguardar. Totalmente irracional. Elevar lo externo, el invento del dinero, y pisotear la esencia humana.

Que en este 8 de marzo de 2023 se abran nuevos caminos, que las voces sean elevadas y escuchadas y que la raza humana detenga su barbarie en contra de la alteridad de todo tipo y contra sí misma, aspirando ahora sí a evolucionar su propia especie.