Gobierno federal desplegó una estrategia para “actualizar” la base de Datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, primera fase consistió en un censo “casa por casa” para verificar si la persona desaparecida había vuelto a su domicilio o ya había sido localizada
10 de noviembre del 2023
Desde mediados de este año, el gobierno federal desplegó una estrategia para “actualizar” la base de Datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO). La primera fase consistió en un censo “casa por casa” para verificar si la persona desaparecida había vuelto a su domicilio o ya había sido localizada . La segunda fase ha implicado llamadas telefónicas a familiares desaparecidos desde call centers operados por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC)
Desde los primeros días de la aplicación de estos censos, colectivos de familiares de víctimas de desaparición denunciaron, en primer lugar, la revictimización que implicaba este ejercicio; las visitas a los domicilios de las personas desaparecidas, incluso con presencia de elementos de la Guardia Nacional, generaron expectativas, confusiones, enojo, y sufrimiento a los familiares que continúan en la búsqueda de sus seres queridos . Con el paso de los meses se hizo evidente la falta de claridad respecto a la metodología que se estaba siguiendo en este ejercicio
Esta estrategia para hacer decrecer el número de personas desaparecidas en México, se puso en marcha después de que, en mayo de 2023, las estadísticas del RNPDNO exhibieran que en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador se habían superado las cifras de desaparición en comparación con sexenios anteriores. La renuncia y posteriores declaraciones de la ex Comisionada Nacional de Búsqueda, Karla Quintana, confirmaron que dicha “actualización” del registro tenía, sobre todo, la intención de disminuir las cifras de desaparición en México .
El que la cifra de personas desaparecidas aumentara de tal manera en los últimos cuatro años, asoma dos aspectos de la problemática de la desaparición en México: el hecho en sí mismo y su representación. Los registros del RNPDNO no sólo mostraron cómo efectivamente las desapariciones aumentaron en este sexenio, sino también nos invitan a pensar que vivimos en un contexto donde nombrar la desaparición y denunciarla a través de cualquier canal, es algo más común e incluso probable. En ese sentido, aun con sus falencias y carencias, el RNPDNO funcionaba como una herramienta de visibilización de la desaparición y sus víctimas.
El historiador Benedict Anderson analizó el papel de los censos y los mapeos tanto en las empresas coloniales como en la conformación de estados nacionales: censar y mapear son dos acciones fundamentales para conocer el estado de las cosas en determinado territorio, pero también para construir subjetividades y lazos que conforman comunidades. En ese sentido, visibilizar subjetividades a través de los padrones es una manera de construir comunidades. Para muestra, están las categorías de auto adscripción indígena o de la diversidad sexual que han sido consideradas por los censos nacionales en la última década y que nos han permitido empezar a reconocer diferentes subjetividades y las problemáticas de discriminación que atraviesan.
En el caso del RNPDNO, no se está negando la necesidad de un registro confiable que contemple también a quienes efectivamente han sido encontrados. Sin embargo, la estrategia impulsada desde el ejecutivo, que se enfoca más en demostrar que en conocer, no sólo es peligrosa por la ya grave revictimización o por la falta de metodologías, sino porque es en sí misma una forma de borrar de nuestra comunidad a las personas desaparecidas que tanto esfuerzo ha costado visibilizar pese a su ausencia.
¿Y las personas migrantes desaparecidas? La invisibilización de la invisibilización
Una de las grandes faltas del RNPDNO es el registro de personas extranjeras que desaparecieron en un contexto migratorio en México. Al 8 de noviembre de 2023, en México se registran 113, 060 personas desaparecidas o no localizadas. De ese total, 532 son personas con ciudadanía hondureña, 430 guatemaltecas y 187 connacionales salvadoreños. Este mismo registro, solamente consigna a 270 personas bajo la categoría de “persona migrante desaparecida”. Al subregistro de personas desaparecidas, las familias y colectivos de personas migrantes han exigido se contemple el subregistro e invisibilización de esta realidad específica.
La desaparición de estas personas ha sido tan poco considerada por el Estado mexicano, que ni siquiera fueron tomadas en cuenta para las estrategias mal llevadas de los censos casa por casa y las llamadas telefónicas. En diálogo con Ana Enamorado, coordinadora de la Red Regional de Familias Migrantes [6], nos preguntábamos con preocupación si siquiera se habría puesto sobre la mesa la posibilidad de contactar o visitar a las familias de las personas originarias de países de Centroamérica.
Siguiendo con el argumento de los censos como herramientas que pueden visibilizar subjetividades y construir comunidades imaginarias, como les llama Benedict Anderson, resulta evidente que las personas migrantes extranjeras desaparecidas en México no requieren ser invisibilizadas porque difícilmente han logrado ser consideradas en los imaginarios y realidades de la desaparición en México.
En ese sentido, los registros y estadísticas oficiales de la desaparición en México tienen una deuda con las víctimas desaparecidas en contexto migratorio y sus familias, previo al agravio que estamos viviendo hoy con la estrategia para disminuir las desapariciones. No se puede borrar lo que ya estaba invisibilizado.
Registros confiables para enfrentar la desaparición
Tanto las familias extranjeras en búsqueda, como los colectivos nacionales y la sociedad civil en general, habían denunciado a los gobiernos de México el subregistro y la falta de estadísticas confiables que dieran cuenta de la desaparición en México. Con la advertencia de que las personas desaparecidas son más que una estadística, integrantes de diversos colectivos demandaron registros confiables al actual presidente desde los Foros de Pacificación que llevó a cabo antes de tomar la presidencia en septiembre de 2018.
Una de las promesas del actual gobierno federal fue la atención integral a la problemática de la desaparición y la atención a sus víctimas. En ese marco, el RNPDNO arrancó en 2019 con labores de actualización del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED). Si bien, la estrategia actual desplegada bajo órdenes del ejecutivo no borra de un plumazo a las personas víctimas de esta violencia, sí implica un retroceso en la visibilización de la desaparición y las personas desaparecidas. El esfuerzo por bajar las cifras es una falta más a las promesas con las que López Obrador llegó a la presidencia.
El RNPDNO,es sin duda insuficiente para dar cuenta de la totalidad y complejidad de historias de desaparición. Pero, aún cuando no alcanza representar realidades como la de las personas migrantes desaparecidas en México, no deja de abrir la posibilidad de hacer visible y de continuar nombrando la desaparición y sus víctimas. El RNPDNO abre una ruta para conformar una comunidad donde contemplemos a las personas desaparecidas y sus familias; manipularlo para reducir las cifras de desaparición es volver a condenar a las y los desaparecidos a las sombras, es negar una realidad que tenemos que conocer para enfrentar.