Desde que inició la guerra contra el crimen organizado en 2007, los entierros ilegales se han multiplicado hasta abarcar casi una cuarta parte de los municipios del país. En el sexenio del presidente López Obrador se han localizado 2,864 fosas clandestinas, la mayoría en Veracruz, Colima, Sinaloa, Guerrero y Michoacán.