Los más de seis mil 500 millones de pesos invertidos en tres años dan como resultado un programa social selectivo, sin controles, sin mediciones ni perspectiva de género, que incumple con las recomendaciones del PNUD; insuficiente para erradicar la pobreza en madres de familia y que lejos de ello, redujo a la mitad los depósitos para las nuevas afiliadas obligándolas a realizar “actividades de desarrollo comunitario”.